TEtn los próximos días la mayoría de las personas tendremos la ocasión de reunirnos con familiares y amigos para compartir mesa, fieles a una ancestral tradición que en torno a la Navidad se mantiene viva, aunque con enormes diferencias, específicamente desde el punto de vista de las oportunidades y de las posibilidades que cada cual tiene --fundamentalmente de tipo económico-- y que son las que año tras año marcan las diferencias entre las clases sociales y las que generan las diferentes formas de concebir y disfrutar estas fiestas.

Es evidente que existe cierto espíritu que nos transforma y nos hace si cabe más solidarios, una magia que nos acerca más y nos hace más blandos y humildes. Yo, lo vivía hace algunos días, cuando de manera inesperada escuché la voz de mi amigo Julio , un riojano con el que no había vuelto a hablar desde hacía 15 años --después de que nos licenciásemos del servicio militar-- y cuya conversación me demostró que el verdadero sentido de la Navidad existe y se manifiesta. Sin embargo, en otras ocasiones parece que nos distanciamos demasiado de la verdadera filosofía que dio vida a esta conmemoración, con unos fuertes componentes cristianos, relegando a un segundo plano unos valores muy profundos y que poco a poco, van siendo desplazados por otros intereses más poderosos, sobre todo porque logran arrastrarnos hacia sus garras.

En estos días reflexionaremos mucho sobre todo esto, abriremos nuestro corazón hacia los demás, seremos generosos en la medida en que podamos y nos conmoveremos con los problemas y situación de los más necesitados, aquellos que conocemos y los que nos presentarán los medios de comunicación. Una vez más dedicaremos un espacio de nuestra solidaridad hacia ese otro mundo al que el resto del año solemos dar la espalda, aunque solo sea comprando una tarjeta, y después de todo, cuando la próxima Nochebuena estemos compartiendo en familia y alegría este espíritu de unidad, dejaremos a un lado la solidaridad, olvidaremos esos valores en peligro de extinción y no tendremos inconveniente en abrirle la puerta a Papa Noel que escalando por el balcón de nuestras casas se ha convertido en la verdadera imagen de la Navidad. http://felipesanchezbarba.blogspot.com

*Técnico en Desarrollo Rural