Más vale una imagen que mil palabras es una de las frases hechas más concluyentes que se pueden pronunciar. El ejemplo lo tenemos en las viñetas sin palabras, esos sencillos dibujos que a veces tanto nos hacen reflexionar y pueden sustituir a una extensa definición escrita. Hace unos días vi una viñeta muy sugerente en la que sólo se utilizaban dos palabras: Bajo una gran valla publicitaria en la que una mujer se exhibía anunciando lencería femenina, un grupo de feministas exaltadas portaba un cartel que decía Sexismo no . Entre ellas había dos mujeres con burka. Una viñeta que puede equivaler a un extenso artículo.

En plena guerra de Irak, un periódico sacó en portada una gran fotografía de un niño muerto alcanzado por la metralla. Sin duda, una imagen tan explícita y contundente que podría haber ahorrado al periódico el resto de las páginas dedicadas al conflicto.

A veces un texto no vale nada si no va acompañado de una imagen. ¿Qué me dicen de los folletines de instrucciones de montaje de los muebles de Ikea? ¿Sería usted capaz de armar un armario si tuviera que seguir los pasos guiándose por una explicación sin ilustraciones?: "Valiéndose de los tres tornillos de 3 mm., ensamble el listón de 2 x 1,5 cm. con el frontal de contrachapado de 2 x 1,2 m. que a su vez debe sujetar al canto trasero mediante las arandelas cuadradas de vértices punzantes-".

¿Cuántas veces ha tenido usted que recurrir al papel y al lápiz para dibujar un croquis donde señalar un lugar desconocido para otra persona? Seguramente antes lo haya intentado dando mil explicaciones verbales y no ha servido de nada. Un avispado pirata que busque un tesoro en una isla y tenga sólo una descripción escrita del lugar corre el riesgo de que un torpe bucanero que tenga el mapa se le adelante.

Pero muchas veces mil palabras pueden revocar el valor de una imagen. Sucede con quien aparenta ser el virtuoso que dice su figura y es el incorrecto que dicen sus palabras.