El municipio es el marco por excelencia de la convivencia civil, cuya historia es en muy buena medida la del Occidente al que pertenecemos. Tanto en España como en Europa el progreso y el equilibrio social han estado asociados desde la antigüedad al esplendor de la vida urbana y al consiguiente florecimiento municipal. Y viceversa, los períodos de estancamiento o de retroceso se han caracterizado igualmente por la simultánea decadencia de las comunidades ciudadanas, que en siglos ya lejanos llegó a consumarse con la ruina y extinción de los municipios.

El gobierno de Mariano Rajoy ha aprobado un proyecto de reforma de la administración local, en cumplimiento de los compromisos adquiridos con Bruselas sobre simplificación y ahorro administrativos, pero en definitiva creo que es algo más, es una iniciativa que intenta modernizar y dar respuestas a los problemas que tienen los ayuntamientos, entre otros, pretende evaluar el coste de los servicios, para que los ciudadanos puedan valorar los mismos como lo harían en su propia casa, con total transparencia.

La respuesta que desde el mundo de lo municipal se ha dado a ese proyecto, ha producido reacciones muy distintas, y ha habido posturas que evidencian más que un intento de positivar algo que tan necesario es para la vida municipal, buscan oponerse por ser una iniciativa procedente del gobierno.

Las administraciones locales han de prestar los servicios que les competen y no otros que no son obligatorios. A partir de ahora, eso corresponderá a otras administraciones, que podrán delegarlos en los ayuntamientos pero con el 100% de la financiación, cosa que hasta el momento no sucede.

XES UNA PROPUESTA,x a mi modo de ver que asegura que no haya más estructura de gastos en competencia desleal o para eludir los mecanismos de control: o se presta el servicio por la misma administración pública y se somete a la fiscalización propia y del Tribunal de Cuentas, o se cede a la iniciativa privada si las circunstancias técnicas y económicas lo aconsejan.

Los políticos habrán de regular y medir con claridad los resultados de sus actuaciones, sólo así se dignificará su labor y se ganará el crédito perdido frente al ciudadano. Así las liberaciones serán las adecuadas, y el personal eventual también y el sueldo el suficiente para desarrollar una labor a la que uno llega con vocación de servicio. La Administración Local española necesita con urgencia una respuesta que modernice sus sistemas ante las necesidades acumuladas, muchas de ellas reivindicaciones históricas, que tienen los Ayuntamientos desde tiempos inmemoriales. Se quieren gobiernos con una evaluación continua por resultados, no unas elecciones cada 4 años.

Es bueno que se pretenda incorporar transparencia, clarificando las competencias municipales por ley, eliminando duplicidades y competencias impropias, para ajustar la Administración Local a los principios de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera. La propuesta consagra asimismo la financiación suficiente de los servicios locales, que queda garantizada en un doble sentido: ninguna competencia podrá ser ejercida sin su correspondiente dotación económica y ninguna administración podrá prestar un servicio que no cuente con financiación suficiente.

Con estos antecedentes, si esta propuesta prospera, que debe prosperar, las corporaciones locales, tendrán medios suficientes para cumplir con sus obligaciones de servicio a los ciudadanos, cosa de la que ahora adolecen. No le faltaban motivos al hombre medieval para pregonar que el aire de la ciudad hace libre. Si el señorío es el arquetipo de la sujeción personal, el municipio es el reducto de las libertades. Defendamos esas libertades, el municipio es algo muy cercano a nosotros.