El mundo es imperfecto. Háganse a la idea. No es que sea para hacerse el haraquiri a lo Mishima, ni imitar a la zarzamora por todas las esquinas. Porque tampoco es que su existencia sea necesariamente negativa: tan imperfecta es esa lata, brick, bolsa y demás enseres (infernales) que se resisten a abrir y te llenan (inevitable) la mano de pegajosa grasa o líquido que toque, como la máquina de refrescos a las que echas una moneda y de repente te ha devuelto un par de latas de coca-cola. Un regalo, el súmmum; vamos, delito sin víctimas. Además, la incesable búsqueda de la perfección debe ser horriblemente cansada.

Si un tipo como Punset dice abiertamente que la imperfección es bella debemos, al menos, tomarlo en consideración. Y como dice el mítico Eduard, la imprecisión es una forma de imperfección. Al fin y al cabo, todas las ciencias se han ocupado y preocupado de las imprecisiones, de esas grietas de lo que parece no funcionar correctamente. Y de tal afán han surgido auténticos descubrimientos. La economía, cómo no, no ha escapado de estos procesos.

Fallas del mercado, ineficiencia competitiva, exuberancia irracional... son todos ellas expresiones o términos relacionadas con una actividad imprecisa de los mercados. Pero no teman, que no haremos un tratado científico de las imprecisiones (financieras o de cualquier tipo). Ni yo estoy capacitado ni ustedes (sobre todo esto) se merecen tamaño castigo. Pero en ocasiones las imprecisiones demuestran mucho más que el funcionamiento mágico del mecanismo de un reloj suizo.

XTWITTER.x Claro que saben lo que es twitter. Aunque no lo usen, ni tengan cuenta, o la tengan abierta sin usarla, es casi imposible escapar del área de influencia de la red del pajarito. Ya está anclada en nuestras vidas. Y ha demostrado poder de convocatoria. Que se lo digan a muchos políticos, que se han visto forzados a abandonarla por razones varias. Algunos entre exabruptos e imprecaciones de lo poco democrático de una controversia pública en Twitter (¿Qué esperaban? ¿Un debate moderado por el mencionado Punset?). Tampoco es que en la bancada de parlamentos varios no se oigan cosas que pondrían los pelos de punta en los 140 caracteres de las píldoras de un tuit-en resumen, sean o no usuarios, sean o no conscientes del intramundo de esa red social, casi todos conocemos twitter.

Tweeter. Esto ya no, ¿me equivoco? Pues Tweeter Home es una compañía dedicada a los productos electrónicos de consumo. Que no está precisamente boyante, ya que inició una quiebra ordenada en 2007, y sigue a día de hoy liquidando sus activos. Y, ojo que esto es relevante, cotizando en el mercado continuo en Nueva York (en bolsa, para resumir). Claro está que ninguno, o muy pocos, de los que leen esto conocían Tweeter (antes de la semana pasada). Yo no tenía la más mínima idea de la existencia de esta compañía. Twitter, Tweeter. Tweeter, Twitter. No es que fonéticamente sean similares, es que su pronunciación en inglés es prácticamente idéntica. Y de ahí nació la semana pasada una confusión que, a mí, me parece de entrada de lo más divertida.

Resulta que Twitter, como compañía, está evaluando salir a bolsa, siguiendo los pasos de la otra gran social que es Facebook. Y coincide con el anuncio que hizo Twitter el pasado 12 de septiembre de su intención de salir a cotizar en Wall Street. Estos rumores incesantes y el grado de excitación ante las posibles ganancias de la salida a Twitter en bolsa (se supone que las acciones cogerían mucho valor en poco tiempo, con un alto volumen de ventas), provocaron una oleada de compras sobre las acciones de... ¡Tweeter Home! Tweeter Home nada tiene que ver con Twitter, pero las similitudes en el nombre de ambas compañías han disparado las acciones a una revalorización 684%, por el volumen de compras de miles de inversores confundidos.

Acciones de una empresa en bancarrota. No me digan que no es una deliciosa imprecisión de esos mercados tan perfectos, tan eficientes a largo plazo, tan sofisticados en sus juegos matemáticos. A mí me lo parece... y eso que nadie había avisado a esos miles de inversores de las trampas contables (sí, así de claro) que hace la red social en sus resultados anuales. Lo voy a tuitear ahora mismo. Qué imprecisión.