La Consejería de Educación comunicó ayer a los padres de los 400 alumnos del colegio Prácticas de Cáceres que a partir del miércoles los escolares tendrán que distribuirse en otros dos centros de la ciudad, el colegio La Mejostilla y el instituto de Secundaria Universidad Laboral, debido a que las condiciones de habitabilidad de su centro, que tiene 80 años de antigüedad, aconsejan desalojarlo y acometer de inmediato una profunda reforma.

La decisión está guiada por los informes de los técnicos sobre la situación en que se encuentra el edificio y, como es lógico, para evitar cualquier tipo de riesgos. No hay nada que objetar a la misma, y sí reconocer que en poco tiempo se han previsto servicios de autobús para trasladar a los niños a los colegios citados y que se mantendrá el comedor para los que ya lo disfrutaban. Pero sí cabe preguntarse si ha sido necesario llegar a esta situación que supone un trastorno notable del curso para todos, profesores, alumnos y familiares de alumnos. Y ello porque el deterioro del edificio del colegio no ha sucedido de la noche a la mañana: ayer mismo, la presidenta de la Ampa recordó que la obra que se va a acometer de inmediato se viene reclamando desde hace cinco años. Ha habido tiempo, por tanto, para hacer las cosas de un modo tal que los trastornos hubieran sido menores. Incluso de la información ofrecida ayer por el director provincial de Educación, Enrique García, se deduce que se podría haber hecho el traslado que se acometerá el lunes y el martes aprovechando algunos días de las vacaciones de Navidad, puesto que fue en diciembre cuando se descubrió una viga de carga en mal estado, hecho que ha desembocado en el desalojo y en el comienzo inmediato de la reforma.