WEwl ayuntamiento de Cáceres está ante una situación complicada: el servicio de recogida de basura debería estar adjudicado a la empresa que hubiera ganado el concurso cuyo fallo tendría que haberse conocido antes de que expirara el 2005, puesto que su tarea debía empezar a ejercerla, inexcusablemente, el primer día del 2006. No ha sido así, precisamente el último pleno convocado el jueves, y que debía aprobar el pliego de condiciones del nuevo concurso, murió antes de nacer porque la oposición no consideró que hubiera urgencia en tratar el asunto. El resultado de todo ello es que el alcalde, José María Saponi , se ve en la necesidad de improvisar prorrogando ´de facto´ el contrato a la empresa hasta ahora concesionaria mientras desde la oposición le acusan de cometer prevaricación por hacerlo. Prevaricación es, sin duda, palabra gruesa que corresponde emplear a un juez, con independencia de la utilización que de ella se hace en el juego político. Sí puede hablarse de que el regidor se ha conducido con improvisación, porque no hay razón para que la situación haya llegado adonde está. Y cuanto menos dure, mejor. Y si el propio ayuntamiento se tiene que hacer cargo del servicio, que lo haga, para disipar precisamente cualquier sombra de duda.