Coordinadorde Adenex

Los incendios que en los últimos días asolan importantes áreas naturales de Extremadura están poniendo de manifiesto que en nuestra región no estamos preparados para afrontar una situación de estas características. Extensas zonas de bosques, dehesas, matorrales, pastos y cultivos se consumen en Valencia de Alcántara, San Vicente de Alcántara, La Codosera, Sierra de San Pedro, Mirabel, Sierra de San Jorge, Jerez, Montemolín, Sierra de San Serván, La Vera.... Algunos de estos incendios se han producido y se siguen produciendo en enclaves de una importancia fundamental para la conservación de la naturaleza.

En opinión de Adenex, las abundantes lluvias ocurridas al final del pasado invierno y principios de la primavera favorecen esta situación, debido al gran crecimiento de pastos. Por otro lado, las circunstancias meteorológicas actuales, lo inaccesible en algunos de los focos de incendio y la simultaneidad de numerosos fuegos hacen muy difícil combatir eficazmente los mismos. Cientos de personas se esfuerzan en estos días, con una dedicación más allá de la profesionalidad, en sofocar estos incendios; nuestras autoridades hacen en estos momentos todo lo que pueden para afrontar la catástrofe... Sin embargo, también es cierto que la importancia de nuestro patrimonio natural para el futuro de Extremadura exige una mayor preparación para enfrentarse a una situación como ésta, perfectamente previsible. En varios casos, después de llamar al teléfono de emergencia 112, los equipos contra-incendios llegaron al lugar del incendio con una demora de más de diez horas, viéndose obligados los vecinos a enfrentarse al fuego sin más ayuda que su determinación arriesgada. En todos los casos, el tiempo transcurrido desde el inicio del incendio es determinante para el éxito de los trabajos de extinción.

Estas situaciones evidencian una falta de medios y de coordinación que nuestras autoridades no deberían negar, sino reconocer y corregir.

Al mismo tiempo, se rechaza la ayuda de voluntarios en la extinción del fuego aduciendo que dificultan el trabajo de los profesionales y ponen en peligro sus vidas. Esto es cierto, en las circunstancias actuales, pero sería de gran ayuda que existiera un dispositivo de acogida y coordinación de este voluntariado.

Estos incendios constituyen, sin duda, una catástrofe social, ecológica y económica de primer orden. Después del incendio de un bosque, la vida del mismo, el conjunto de seres vivos, tanto animales como vegetales que integran la biocenosis, disminuye drásticamente. Las plantas desaparecen casi en su totalidad; los nidos de las aves se queman y desaparecen muchos refugios vitales para gran cantidad de animales; el suelo queda expuesto a la acción destructora del agua, del sol y del viento, y como consecuencia de todo ello, avanza la erosión y la desertificación.

Pero la catástrofe no es sólo para el medio natural. Las pérdidas se extienden de manera muy importante a la economía. Diversos recursos tales como el turismo, la caza, el aprovechamiento de los pastos, frutos, corcho, maderas, cultivos... se volatilizan con las llamas. Y lo más importante, la pérdida de vidas humanas. Es necesario mentalizar a la opinión pública sobre este problema que pone en peligro extensas áreas de nuestra región y de toda España, realizando campañas de divulgación, mejorando la coordinación, contando con más medios para la extinción de incendios y promoviendo, tanto en teoría como en la práctica, un cambio de la gestión forestal de los bosques.

Adenex apela a la conciencia de todos los extremeños para reducir en todo lo posible los incendios forestales. Todos debemos colaborar con la administración y observar todas las precauciones y recomendaciones encaminadas a evitar que los bosques sean consumidos por el fuego. Cuando los bosques se queman, también se quema la vida y se arruina el futuro.