Dramaturgo

Llamar a alguien inculto puede ser un insulto, pero si a quien se califica así es a un consejero de Cultura, la cosa encierra una paradoja que en el caso de Extremadura no existe, y que en el caso de Andrés Vicente Gómez, el productor de cine que la firma, se vuelve hacia él y se convierte en "una paradoja de paradoja".

Ahora resulta que un productor de cine español (cine que como todo el mundo sabe es un foco inacabable de cultura, ¡ja!) se cree con autoridad intelectual como para ir despachando certificados de alfabetización y cultura. Y la cosa viene porque don Francisco Muñoz, consejero de Cultura, ha osado criticar la producción que sobre Puerto Hurraco va a realizar y que firmará Saura.

La incultura del consejero debe estribar en su deseo de ver cómo se invierten medios en potenciar lo positivo de nuestra imagen (¿por qué no firma Saura un Zurbarán en Guadalupe tal como hiciera con Goya en Burdeos o coge la Agonía del búho chico , de Vila, y la lleva al cine como llevó ¡Ay, Carmela! , de S. Sinisterra?) y no en ver cómo se insiste en aquello de España profunda que alguien nos quiere seguir colgando (aprenda, señor Floriano, a donde se llega con la martingala de que seguimos atrasados).

Igual la incultura del señor consejero estriba, además, en su deseo de comprobar cómo el señor Vicente y el señor Saura no tienen narices de llevar al cine los crímenes de Alcasser o las bombas de ETA en Benidorm , ya que un sector muy fuerte lo impediría y una zona, el Levante español, rica en sucesos negros y profundos podrían negarle, con Zaplana a la cabeza, las subvenciones necesarias para que lleven a la pantalla sus cultas películas .