TAtsegura uno de nuestros más afamados psiquiatras (Enrique Rojas ) que la felicidad consiste en tener "buena salud y mala memoria". Debe ser cierto porque lo contrario --la buena memoria-- aplicada, por ejemplo, al seguimiento de la vida política pone de muy mal humor. Dentro de la política hay cosas tan indecentes que, desde luego, lo más práctico es olvidarlas cuanto antes. Una de ellas es la tragedia en la que ha devenido la invasión norteamericana de Irak, ocupación que ha dado pie y alas a una guerra civil que desangra a aquel país árabe. Llevan allí tres largos años de guerra en la que han muerto decenas de miles de personas, otras tantas han resultado heridas y han sido destruidas miles de casas.

Cómo estará la cosa que hasta Toni Blair , primer ministro británico y socio de Bush en tan insensata aventura, admite que aquello es un desastre. Idea compartida por Robert Gates , nuevo secretario de Defensa de los Estados Unidos, quien en un ataque de sinceridad ha reconocido que es una guerra que Norteamérica no va ganando. Antes que ellos fue Colin Powell quien se retiró de la escena admitiendo que las cosas no se habían hecho bien. Uno tras otro, los impulsores de la guerra han ido admitiendo su trágico error. Todos menos dos: George Bush y el expresidente del Gobierno español José María Aznar . La soberbia del presidente del EEUU, al parecer, no le permite reconocer que se equivocó metiendo a los Estados Unidos en una guerra contra un país --Irak-- que jamás había tenido contencioso alguno con Norteamérica. Aznar tampoco ha reconocido que se equivocó.

Me parece indecente que quienes arrastran a los demás a cometer errores no tengan, después, el coraje de rectificar. Aznar se hizo la foto de las Azores con Bush, Blair y Durao Barroso , pero con ellos --fuera y dentro de España-- fueron legión quienes les secundaron defendiendo como "causa justa" la invasión de Irak. Transcurrido el tiempo y a la vista del desastre (y las miles de víctimas) se esconden confiando en la mala memoria de la gente. Estoy pensando en algunos políticos pero también en muchos periodistas españoles que colaboraron con los políticos proclamando que en Irak había armas de destrucción masiva cuya capacidad ofensiva ponía en peligro la seguridad del mundo. Escuchar en la radio o ver por la televisión a alguno de los que apoyaron la invasión diciendo ahora que la situación de Irak es un "desastre", más que patético, me parece indecente.

*Periodista