TDtice Ignacio González que a su mujer la han imputado para protegerla de la indefensión, pero yo que soy muy lega en asuntos legales y muy susceptible, no la veo nada indefensa, pues lo mismo que con la infanta, parece el Ministerio Fiscal empeñado en defenderla cuando yo siempre creí que su labor consistía en acusar.

Estará influida mi humilde persona por las películas americanas, donde los fiscales son atractivos como Robert Redford e independientes como... ponga usted alguien español si lo encuentra. Ignacio González, que aún no ha perdido la cara de lacayuelo, se queja además de la jueza que imputa a su cónyuge. No entiendo por qué, si admite que pretende con ello protegerla. Y luego recalca lo de "sus-ti-tu-ta", como para refrendar que tal condición la hace menos fiable.

No repara el presidente de Madrid que con la tasa de reposición del empleo público que su partido ha implantado, dentro de nada prácticamente todos los funcionarios tendrán esta condición. No repara tampoco en que él es también un "sus-ti-tu-to de "la jefa", o "la rubia". Que no es que yo falte el respeto a Aguirre sino los jacarandosos emails peperos que aparecen estos días en los medios.

Pero no era del señor y la señora del ático de quien quería escribir hoy, sino de la luz. No la del final del túnel ni las lucecitas de Cánovas, que este año sí que está glamouroso. Sino la de la facturita que subirá en enero. Mientras los salarios bajan, un nuevo mazazo para las famélicas economías domésticas y las pequeñas empresas. Nadie se hace responsable porque la fórmula para calcularla es más complicada que la de la actualización de las pensiones.

He comprado unas bombillas carísimas que tardan cinco minutos en encenderse, pero ahora me entero de que su bajo coste es falacia porque todo depende de mi potencia contratada. O del déficit tarifario o del peaje o de la subasta o de vaya usted a saber qué misterioso arcano. Porque Soria no lo sabe. Y mientras, el PP tilda de demagógico no cortar la luz a los pobres que no pueden pagarla. Y se la corta. Los muy indefensos.