El auge de la piratería en aguas del Indico relativamente próximas a Somalia es un desafío sin precedentes a la comunidad internacional, a la seguridad del comercio y el transporte y al trabajo de las tripulaciones. Si alguien abrigaba dudas acerca del efecto que los estados fallidos tienen sobre el orden internacional, la veintena de barcos en poder de los piratas somalís debe desvanecerla por completo por la simple razón de que su proliferación e impunidad solo se explican por la ausencia de todo poder en tierra que controle a estas bandas armadas. El despliegue naval acordado por los países de la UE, en el que participará España, para proteger las flotas pesqueras de los ataques, apenas podrá atenuar el problema. Como sostiene la Oficina Marítima Internacional, la zona que debe controlarse es tan extensa, las condiciones son tan extremas y la densidad y dispersión de la rutas es tan enorme, que los piratas lo tienen todo a su favor salvo que el compromiso internacional alcance a todas las grandes potencias militares y económicas.