Cuando la situación ya se pensaba que no podía ir a peor, se ha superado. La experiencia vivida por los 180 pasajeros que en la madrugada de ayer tuvieron que permanecer a oscuras en medio de la nada y con un frío acuciante por culpa de una avería de un tren ha indignado a Extremadura y a buena parte de España que, por fin, ha empezado a interiorizar que la problemática del ferrocarril en esta región es endémica y desesperante. La noticia de los pasajeros a oscuras casi dos horas camino de Madrid, detenidos cerca de Navalmoral de la Mata, ha provocado el bochorno propio y ajeno; y las imágenes difundidas por los usuarios a través de redes sociales y medios de comunicación como éste han arrojado un balance crítico que no admite discusión. Esta avería, junto con otros tres incidentes más ocurridos el primer día hábil del 2019, abrió ayer buena parte de los informativos nacionales de televisión y radio, lo que denota la trascendencia del suceso por reiterativo y porque ante la adversidad no hay medidas que puedan darle una solución con la rapidez que exige un servicio público del siglo XXI.

La Junta de Extremadura llamó «inútil» a Renfe y pidió suspender el servicio de tren si no es seguro. El director general de Transportes de Extremadura, José González, llegó a calificar a Renfe de «inútiles» que no son capaces «de gestionar adecuadamente una avería».

Renfe pidió disculpas por lo sucedido como no podía ser de otra manera y aprobó medidas tendentes a conseguir que sucesos como este no vuelvan a ocurrir tales como la incorporación de un mecánico en todos los trayectos entre Extremadura y Madrid, además de abrir una investigación para determinar las causas y adoptar las medidas para que no vuelvan a repetirse.

El propio ministro de Fomento, José Luis Ábalos, reconoció que existen aún «averías inadmisibles» en el ferrocarril de Extremadura pese a las medidas que fueron implementadas en los últimos meses, por lo que el Gobierno insistirá en las mejoras y revisará los protocolos.

Es evidente que el aldabonazo alcanzado no puede quedar en nada y que el Gobierno extremeño debe actuar con contundencia y exigir aún mayores medidas para que no vuelvan a ocurrir hechos como los vividos. El tren extremeño requiere de una atención mayor pues, a pesar de las vías, deficientes hasta la llegada de la alta velocidad, es evidente que los trenes se siguen estropeando y, encima, no existen medidas que le den una solución rápida.

Eso sí, los partidos deben dejar a un lado la política para pasar a la unidad de acción. Ha quedado claro que el asunto del ferrocarril ha impregnado a la ciudadanía extremeña y generado una unión que no pertenece a ningún partido.