Disculpen el ataque repentino de dislexia, «indecencia hacia los docentes» quería decir, no porque seamos mejores que el resto de empleados públicos a los que también se les subirá el 2% pactado y que no recibirán lo acordado de su carrera profesional, porque no se nos puede quitar lo que nunca se nos ha dado. En su defecto, nos recortarán alguna de las medidas laborales ya aprobadas, como al parecer será la vuelta a las 19 horas lectivas en Secundaria, y créanme no creo sea la única reversión que se aplique. Los docentes además somos los que menos derechos laborales tenemos al no aplicarnos en su totalidad el EBEP, y sobre «el San Benito» de las vacaciones, díganselo a los tribunales de oposición, ni reconocidos ni pagados.

«Indocencia» porque durante los años de la crisis, el colectivo docente fue el más castigado, en proporción, salarialmente y el que más recortes laborales padeció directa e indirectamente. Mientras otros colectivos padecieron una reducción salarial del 1%, el docente acumuló una pérdida de poder adquisitivo del 20%, disfrazada y camuflada con un plato de lentejas del 7% en un acuerdo de «panes prestados» preelectorales. Así nos va cuando no hay ni elecciones ni panes.

«Indocencia» porque no tenemos carrera profesional alguna que recortar pero se nos quiere castigar con carga de trabajo a través del aumento de horas lectivas, por un lado, y por otro con la más que previsible reducción de llamamientos de interinos que suplan las bajas médicas, licencias y/o permisos como consecuencia de la entrada en vigor del acuerdo de 19 de febrero de 2020 del Consejo de Gobierno por el que se establecen nuevas directrices de contratación para el personal interino.

«Indocencia» porque aquellos que ahora se rasgan las vestiduras y en su día presumían de que sólo ellos en una majestuosa Mesa General lograban acuerdos y mejoras, ahora pretenden para tapar su mala gestión unos y pésimas negociaciones otros, compartir o repartir aquello que el cuerpo deshecha con los que antes decían no pintaban y ahora necesitan tapen sus rayones. Y con esto no sólo me estoy refiriendo a otras centrales, también a otras consejerías, que saltándose las que nos son propias a los docentes quisieron de su vestido colgar medallas que ahora clavan en pecho ajeno.

No pretendo exculpar a nuestra Consejería de Educación en la parte que le corresponda, así como escalones superiores, pero para proponer gastos hay que autorizarlos, y quien tiene esa autoridad, también la tiene para exigir el cobro, por ejemplo del IVA sisado a Extremadura, aunque no se quiera molestar al madroño.

«Indocencia» porque entre todos nos mataron, y si lo permitimos, solo nosotros nos moriremos.

*Maestro.