Inés, Inés Inesita... Inés. Cuatro letras conforman este hermoso nombre de procedencia griega, cuyo significado es "inocente", "pura", "casta". Qué ironía, ¿verdad? Saber que este puñado de adjetivos se han evaporado de golpe porque una mujer asesina llamada Inés ha desembocado a este otro lado del río. La Inés que llevamos todos en la boca no es inocente, ni es pura, lo de casta allá ella y además es tan subjetivo, que no entro a valorarlo.

Inés, Inesita Inés, dicen que tu nombre tiene aún otro significado que no me atrevo a decir porque sería un insulto, pero sí, lo digo y además bien alto, para que te acostumbres a vivir en este otro lado del río, donde habitan los hombres buenos. Dicen que Inés significa "mujer sagrada". Va a resultar verdad, mujer sagrada por el tribunal de Estrasburgo. Y no se asusten los puristas del lenguaje porque la palabra "sagrada" tiene acepciones que se ajustan más a esta Inés excarcelada. Por ejemplo, veo en el diccionario que "sagrada" significa así mismo "elegida", "predestinada", "hierática".

Sustituyamos ahora la palabra "hierática" por otras a su vez sinónimas: "grave" y "pomposa" y ya tenemos el resumen de la imagen más abyecta de la semana. Una secuencia hiriente por las graves consecuencias que acarrean a las víctimas y a la vez la iconografía pomposa del oprobio. Mentiría si no les digo que estos días he soltado mis lagrimitas, a escondidas por supuesto, no faltaba más... no quisiera yo importunar poniéndome del lado de las víctimas. Y mientras se me escapaban esas gotitas de nada, comenzaba a llover agua de la buena, la que mana de los cántaros de Pablo Guerrero , el cantautor de Esparragosa de Lares... Sí hombre, el autor de la canción "Tiene que llover, tiene que llover". Y llovió.

XAL IGUALx que la lluvia caía libre del cielo, comenzaron a descargar los hombres buenos sus lloros y lamentos, quebrantos y silencios, su indignación y su furia. Y mientras esto sucedía yo contemplaba atónita la rusticidad indómita de esas dos Españas otra vez, dando la vuelta al trillo como la burra. La esperpéntica manía de ponernos a la izquierda o a la derecha, nunca en el centro. Y yo que creía que en este asunto estábamos todos a una... Una vez más he patinado.

La fractura que ha supuesto la excarcelación de Inés, (o mejor dicho Des-Inés, porque ni es pura y mucho menos inocente) se verá con el tiempo. Ahora las heridas están abiertas, escuecen demasiado y cada uno en su intimidad sobrelleva el "asco" como puede, pero no tardando, veremos las consecuencias de esta genuflexión ante la banda.

El Estado o como quiera que se llame esa entelequia, ha escenificado la más repugnante postración, ya sea en nombre de la paz o del Sursum Corda. No me fío de aquellos que alardean de la derrota de ETA, no me creo que la tregua consista en abrir los barrotes y ya... no me creo nada de nada. Del cántaro se me ha derramado la lluvia pero también la fe en una política libre de pecados.

Me entristece confesar que esta misma semana he tomado conciencia de lago que no quería creer en lo más profundo y es, que hay un magma infernal bajo las mesas de caoba de muchos despachos, donde a escondidas se ejerce una política de guante blanco, que parezca limpia y aseada, estéticamente impecable, pero al fin y al cabo urdida en los bajos fondos.

Y he tomado conciencia al comprobar la tibieza con que se han manifestado algunos líderes políticos. ¿He dicho tibieza? Perdón, quise decir displicencia, desamor, desafecto, flojedad, apatía y pereza. "Tiene que llover a cántaros", canta Pablo, canta y que salga el sol por donde pueda.

Para colmo llegan nubarrones de ciclón desde todas las cárceles pidiendo ser como Inés, elegidos para la gloria, héroes en la hora suprema de la afrenta. Por suerte Inés ha llegado sana y salva a la otra orilla, la orilla de las palabras y las manos blancas, donde nunca jamás se lanza al viento un átomo de odio.

Qué ironía, el texto de Zorrilla parece una premonición: "¿No es cierto ángel de amor, que en esta apartada orilla, más pura la luna brilla y se respira mejor". "Inés del alma mía... bellísima Inés" Don Juan Tenorio anda suelto y está respirando amor.

*La autora es periodista