Periodista

Aunque caigan chuzos de punta sobre el IPC, el Gobierno mantiene el 2% como objetivo para este año, y el que viene, igual que lo fue para el pasado. La inflación repuntó hasta el 3% en agosto y los expertos vaticinan que así acabará el año. Pero reconocer un punto más supondría una debacle para las arcas del Estado: habría que subir más el sueldo a los funcionarios y los salarios más bajos (el SMI, salario mínimo interprofesional), que seguirán siendo los paganinis de los enjuagues para no asumir la realidad.

Todo sea por el déficit cero, esa otra meta gracias a la cual las inversiones en gasto social (sanidad y educación sobre todo) se encuentran a la cola de Europa, como ha demostrado un reciente estudio de la Universitat Pompeu Fabra.