TOttra semana que muere preñada de noticias: la píldora del día siguiente, el debate del estado de la vapuleada nación, la ley del aborto, la visita del Papa a Tierra Santa, la imputación de Camps ... Si para Larra escribir en España era llorar, recibir información objetiva en estos días --¿en estos?-- es soñar. La realidad es tozuda y los hechos son los hechos, pero su transmisión, que no digo interpretación, subjetiva, sectaria o partidista sigue siendo el envenenado pan de cada día para desesperación del sufrido ciudadano que aspira legítimamente a conocer la verdad. Si usted no tuvo la paciencia, el masoquismo, el tiempo o las ganas de ver el debate y quiere enterarse de lo que ocurrió, o lo grabó o según el color del periódico que caiga en sus manos leerá que Zapatero se merendó a Rajoy , que el barbudo y aspirante a eterno opositor arrasó o que ambos estuvieron gallitos, faltones y mediocres. Un diario destacará sobre todo el pasado nazi del Pontífice mientras otro ensalzará embobado sus valientes palabras a favor de un estado palestino y contra el muro de la vergüenza. Expertos científicos le dirán que la pildorita de marras es inocua, segura y de efectos secundarios similares a los del Paracetamol, mientras otros sabios se rasgarán las vestiduras afirmando que el medicamento es una bomba hormonal. Muchos han condenado ya al valenciano antes de que comparezca el próximo martes mientras otros lo presentan como mártir por la verdad (de momento no hay otra verdad que el color de nazareno que se le está quedando al pobre). Opinar es sano, democrático y necesario, pero se debe opinar sobre una información objetiva y veraz de la realidad. Hoy por hoy acceder a ella es casi utopía. Y no hay peor modo de falsear la realidad que ocultarla. Lamentable el abucheo diferido al Rey en el deporte rey, pero los españoles ya somos mayorcitos y tenemos el derecho y el deber de conocer la calaña de ciertas selecciones y aficionados y apurar el cáliz del bochorno y la vergüenza ajena. ¡No se iba a comer don Juan Carlos solo el marrón!