Los efectos colaterales de la guerra de Irak y las manifiestas mentiras de las armas de destrucción masiva y la conexión de Sadam con el terrorismo internacional, utilizadas por Bush, Blair y Aznar, volvieron a cuestionar la labor y la objetividad en las televisiones en casi todo el mundo.

Quizá, la más llamativa consecuencia ha sido crisis de la BBC, sobre todo a raíz de la sentencia de un juez en el que condenaba a la dirección de la prestigiosa cadena británica y de facto absolvía al Gobierno en el concreto caso del suicidio de un asesor del premier inglés. El relevo en la dirección se ha producido hace pocas fechas y al frente de la televisión pública inglesa se ha colocado a un "prestigioso independiente", según palabras del propio gobierno de Blair .

El debate, por otro lado permanente, se intensifica. En EEUU la cuestión del instante es la autocensura en las imágenes provenientes de la guerra iraquí o de los actos de terrorismo, para no herir la sensibilidad del espectador, que pudiera conllevar, en algunos casos, la ocultación de los hechos y la censura más directa.

Es notorio que el medio fundamental para crear opinión y conducirla --manipularla-- es a través de la imagen, y que la televisión se ha convertido desde hace muchos años en el principal vehículo de comunicación de masas, de ahí la obsesión de la mayoría de los gobiernos en controlarla.

En España, el debate se agudizó cuando aparecieron las cadenas privadas, aunque ya desde el primer momento de la democracia se planteó el uso y abuso por parte del gobierno de turno, aunque nunca se había llegado al clima de crispación y manipulación acaecido en los últimos años del gobierno del PP. La defensa del partido conservador no era negar la mayor sino aducir que en la etapa socialista había ocurrido lo mismo. Es curioso, en este sentido, recordar las palabras que pronunció el entonces diputado del PP, Rogelio Baón, en 1985, en un seminario sobre la televisión: "El modelo audiovisual de España es una cuestión de Estado, que trasciende al Gobierno" y acusaba a los hombres de Felipe González de mantener una televisión "gubernamentalizada".

Análisis aparte el hecho palpable antes de las elecciones del 14-M en España era que el control de medios públicos y privados estaba en una proporción de tres a uno a favor del PP, tanto en televisiones como en emisoras de radio y periódicos de información nacional, en lo concerniente a la información intrínseca, y dejando a un lado el elemento publicitario de pago, en que la diferencia era aún más abultada.

Esta realidad, pesimista, se trataba de contrarrestar con el boca a boca en las filas de la oposición. Pero no se tuvo en cuenta un elemento que también se contempla en la sociología de la comunicación, que es el efecto perverso de la saturación. Llegó a ser tan descarada la editorialización de las noticias emitidas por TVE y A-3 que mucha gente empezó a creerse lo contrario. Y cuando el descrédito se apodera de un medio informativo, ya puedes regalar coches que todo puede resultar maleable o falso.

Mas otro factor, enxógeno, fue determinante, ajeno a los medios tradicionales (prensa, radio, TV) en la determinación y elección del voto. Los modernos medios de comunicación interpersonales: internet y los teléfonos móviles. Y aquí sí podemos hablar de una auténtica revolución, sobrevenida en pocas horas: la información horizontal (el titulo es original de Francisco Muñoz) fue una evidencia; la gente se transmitía la verdad en contra de la verdad oficial, se citaban por internet, se contaban las últimas versiones, algunas desde el extranjero, se extendía el reguero de la noticia de forma imparable.

Un hecho para el juicio más profundo y la investigación. Nada será igual y es que la información veraz es una flor muy frágil y hay que mimarla para que no se marchite antes de que se expanda. Buena nota habrán tomado los dirigentes de los llamados medios convencionales, en especial de las televisiones.

En Extremadura estamos pendientes de la creación, de una vez ya, de la televisión regional. Y pese a las dificultades, a veces inherentes en los propios profesionales, la veracidad y la independencia de la información deben de ser uno de los objetivos más sagrados, por pedagogía, por educación, por conquistar el futuro.

*Periodista