WUwn estudio realizado entre los miembros de la Universidad Autónoma de Barcelona, fácilmente extrapolable al conjunto de la comunidad universitaria, apunta algunos datos inquietantes sobre el dominio de las lenguas extranjeras. Sólo uno de cada tres alumnos estudia inglés u otro idioma en el transcurso de la carrera. El dato no sería grave si ya hubiesen conseguido un nivel suficiente al finalizar la educación secundaria. El problema es que no es así.

El precio de la enseñanza de idiomas y la falta de tiempo, por unos planes de estudio sobrecargados, dificultan que los universitarios tengan una mayor dedicación a esta materia. La solución tampoco debería ser introducir el inglés como asignatura en la enseñanza superior: en este nivel (y antes), las lenguas extranjeras deben ser ya un instrumento de trabajo.

El problema no es sólo el tiempo dedicado durante la etapa escolar al estudio de otras lenguas, sino una enseñanza mal planteada, excesivamente académica y poco práctica. Solucionar este déficit es una de las grandes asignaturas pendientes del sistema educativo español. Y también una de las grandes rémoras para la competitividad e internacionalización de nuestra economía.