XLxas evidencias de esta campaña electoral están siendo de libro. Nos encontramos en un escenario cuidadosamente preparado desde un partido poderoso, en el que se pasa de soslayo sobre casi todo, mientras se insiste sobre dos cuestiones de manera espectacular: la bonanza económica (el "bolsillo") y el sentimiento español ("patriotismo fundamentalista").

Se promete el pleno empleo. Se resalta hasta el más mínimo dato para elevarlo de categoría en comparación con el resto de Europa, la "pobre Europa". Sobran 3.000 millones, al parecer de euros, para el fondo de garantía social, mientras los grandes bancos baten récord de ganancias.

Frente a tales argumentos, en parte falaces y a veces torticeros, habría que resaltar que si sobra dinero es porque no se invierte en políticas sociales. Si los bancos ganan tanto, como el dinero no se estira, lo hacen intercambiando muy eficazmente con los bolsillos del común de los mortales. Y sobre todo, si se busca el pleno empleo y se ensalza la ortodoxia de la política económica de Rato, habría que darle también bombo y platillo a datos tan contundentes como los siguientes: España es la penúltima de Europa en bienestar social; incluso se va alejando de la Europa del bienestar desde 1993.

El crecimiento de los ingresos no se ha dedicado a reducir el déficit del bienestar (sino a equilibrar el presupuesto estatal). España está en la cola de Europa en gasto público en sanidad. Y en educación. España encabeza la precariedad laboral europea. Es la última en ayudas a la familia. Podría seguir, pero simplemente conste que, quienes han hecho estas políticas, han sido injustos con los ciudadanos más necesitados.

Pero es incluso peor, por irresponsable, la manipulación interesada (el fin es el voto) de la idea de España. Frases lapidarias al respecto resuenan en nuestros oídos todos los días. Por ejemplo: carecen de convicciones y principios; para que las minorías del crimen y de la mentira no se impongan a la mayoría; peligro para la cohesión de España; pueden romper España; quieren liquidar España. Son frases pronunciadas por Mariano Rajoy, José María Aznar, Javier Arenas o Eduardo Zaplana. Pero con tanta irresponsabilidad, más aún lo es la de Angel Acebes por felicitar a Carod Rovira porque se iba a producir un atentado terrorista en Madrid (eso sí, alabada por los demás). Esto último no lo califico.

Pero sí resalto que estamos ante quienes, por mantenerse en el poder, en el Gobierno de la nación, utilizan contra sus oponentes socialistas (y también de la coalición de Izquierda Unida) un concepto de patria, como poco fundamentalista y además excluyente. Desde la óptica extremeña, en la política nacional se aprecian reminiscencias de otros tiempos felizmente superados cuando se ataca a quienes han dado pruebas de una generosidad histórica, siendo a la vez representantes de millones de españoles.

Se constata, además, pobreza de sentimientos, pues viene de parte de los mismos que estos últimos años han dado la espalda a un amplio movimiento social por la recuperación de la memoria histórica. Por parte de los mismos que siempre han evitado condenar al franquismo. Y por parte de quienes no se sumaron en el Congreso de los Diputados, hace unos meses, a un acto institucional, y sobre todo ético, de recuperación de la dignidad de quienes fueron desheredados para la historia española allá por los años finales de los treinta.

Son políticamente injustos e irresponsables, aunque como otras veces he escrito, la culpa siempre es de los demás. Entre los cuales, es mía por pensar cuanto expreso en estas líneas.

*Catedrático de la Uex