No se sabe a quién dar más credibilidad, si a un excomisario de policía en prisión o a una amante testaferro, o sea, a José Manuel Villarejo o a Corinna zu Sayn-Wittgenstein. A ninguno de los dos, tal vez. Pero los dos se reunieron en 2015 para conversar sobre Juan Carlos I, ya entonces rey emérito, y, según la conversación que el excomisario Villarejo tuvo el cuidado de grabar, la aristócrata Sayn-Wittgenstein aseguraba que Juan Carlos I, es decir, el entonces jefe de Estado, la habría utilizado (bueno, bueno: a saber quién habría utilizado a quién) para hacer ingresos millonarios en Suiza y ocultar patrimonio y propiedades en otros países, dígase Marruecos, por ejemplo. Ay, el amor despechado.

Perdón: lo del rey emérito de hoy y lo de la aristócrata de siempre no era amor, sino solo una «amistad entrañable». Solo. Una amistad que se desentrañó cuando ambos fueron a Botsuana a que él se rompiera una cadera, siendo todavía jefe del Estado y campechano. En todo caso, una amistad tan entrañable que Sayn-Wittgenstein sabía incluso de las comisiones que Juan Carlos I habría exigido por los contratos de empresas españolas para la construcción del AVE a La Meca, entre otras exigencias por el bien de las empresas españolas, es decir, por el bien de España. ¿O no es esa la obligación de un jefe de Estado, preocuparse por su país? Lo de las comisiones sería mera campechanía, como lo de pagar 40.000 euros por matar un elefante, por ejemplo. Cosas reales.

Volviendo a la credibilidad, la Audiencia Nacional tiene acreditado que el excomisario Villarejo está en prisión por --respírese hondo-- cohecho, revelación de secretos, falsedad documental, blanqueo de capitales y organización criminal. Y en cuanto a la que fuera amante-testaferro del actual rey emérito, más conocida como Corinna --jode que se apellide Wittgenstein, por Ludwig--, sus acusaciones contra Juan Carlos I también han puesto en marcha a la Audiencia Nacional, aunque inútilmente, ya que el rey emérito solo puede ser investigado por el Tribunal Supremo. Es lo que tiene la inmunidad: que inmuniza contra las más graves enfermedades de la moral.