La perfección y las posibilidades de los ordenadores son algo extraordinario, pero cualquier virus nuevo puede colapsar el funcionamiento normal tanto de empresas como de ciudades. La mejora genética vegetal y animal ha conseguido variedades nuevas que han permitido aumentar extraordinariamente la producción agropecuaria, pero, por el contrario, sonmucho más sensibles a plagas, enfermedades y al estrés medioambiental. Asimismo, el progreso científico y técnico ha posibilitado que los seres humanos mejoremos enormemente nuestro nivel de vida. Pero, como las máquinas, los vegetales y los animales, también somos vulnerables. Un simple apagón de la corriente eléctrica, como el que acaba de suceder en Barcelona coloca a una ciudad al borde del colapso; y el aumento del precio del barril de petróleo puede poner en jaque la economía mundial. Y es que vivir bien tiene su precio.

En el caso de las plantas y los animales, los genetistas tratan de potenciar conservar los caracteres de rusticidad como una manera de defender las especies nuevas frente a las circunstancias adversas. No estaría mal que, en lo que se refiere a los seres humanos, procuráramos mejorar también en sobriedad y espíritu de sacrificio. Quizá, de esta forma, podríamos llegar a ser menos vulnerables.

Ruth Pardo Collado**