Lo que inicialmente se acuñó como I+D, Investigación y Desarrollo Tecnológico, se ha transformado en dos de los sumandos de la tríada I+D+i, al añadir la innovación i . Una fórmula simple que explica los cambios en los productos y procesos productivos como el resultado de una secuencia aritmética. Sin embargo, la suma no siempre es posible, ni necesaria. La innovación frecuentemente no tiene ninguna relación con el desarrollo tecnológico y mucho menos con la investigación.

La innovación de base tecnológica (i tecnológica) es un subconjunto de las opciones disponibles. Una definición más completa incluye a todos los factores que generan valor y ventajas competitivas sostenibles para las empresas. En las economías avanzadas, con una oferta de instrumentos de gestión del conocimiento, continuamente perfeccionados, que crece de modo exponencial, a precios descendentes o gratis total, los proyectos innovadores de base no tecnológica (i no tecnológica), aplicados a la organización, los recursos humanos o el marketing, pueden salir desde cualquier empresa. Esta multiplicación de oportunidades estimula la diferenciación de los bienes y servicios, y su orientación hacia una demanda cada vez más segmentada. La medida del acierto en los nuevos productos, como de cualquier acierto empresarial, se manifestará finalmente en las preferencias de unos consumidores bien informados, que buscan, comparan y compran, o dejan de comprar.

XEN MEDIOx de la efervescencia, el discurso de la innovación como característica de las economías avanzadas para competir con las economías menos avanzadas es poco realista y menos convincente, si no se matiza. Primero, porque en cualquier economía se innova. Y segundo, porque es una iniciativa que pertenece a la empresa. No existe una fórmula del éxito trasladable sin más de un empresa a otra. Las actitudes y la propensión al riesgo se pueden adquirir, y el entorno influye, pero no se extrapolan simplemente desde un catálogo de buenas prácticas. La falta de realismo entre los apóstoles de la innovación se hace más patente cuando soslayan una cuestión principal, quién o de qué forma se financia un proyecto innovador. Los costes van por delante de los resultados inciertos. Si la empresa es rentable los beneficios pueden ser muy altos. Si fracasa se perderán las inversiones. Riesgo y financiación del riesgo forman parte del núcleo de la innovación.

No obstante, el potencial innovador de una empresa también se relaciona con la estructura económica regional y con la capacidad acumulada en el tejido empresarial. En la economía extremeña predomina la pequeña empresa, concentrada en sectores tradicionales, con baja propensión a innovar. La i no tecnológica conlleva unos riesgos e inversiones que se pueden abordar desde la capacidad empresarial existente. Es la función innovadora que se espera del empresario común, en respuesta a las señales e incentivos del mercado. La i en sentido amplio, y casi trivial, es una opción al alcance de las pequeñas empresas extremeñas (pex ).

En este contexto, se celebran los contados proyectos de i tecnológica que prosperan en las pex y abren nuevos mercados. No salen de un departamento de I+D, del que carecen, ni de la colaboración sistemática y planificada con centros y agencias tecnológicos o con la Universidad. La i tecnológica en las pex suele ser una combinación de intuición y elementos casuales, a lo que se añade un riesgo no calculado, y quizás no calculable, financiada con recursos propios. Por otro lado, es inimaginable que la banca tradicional financie proyectos de estas características. El capital riesgo y otras fórmulas financieras acordes condicionan, pues, el proceso innovador.

Observando la situación actual, una propensión mayor a la innovación está en función de los incentivos del mercado, pero, tanto o más, depende de las instituciones económicas, entre ellas, el sistema regional de I+D+i, incluyendo las agencias de capital riesgo. ¿Cuáles son las necesidades de las pex para poner en marcha proyectos innovadores de base tecnológica? Si se pueden identificar las necesidades, se puede identificar una función de demanda. Pero cuando no existan las necesidades, el sistema regional de I+D+i deberá estimar una demanda potencial y adaptar su oferta a esa demanda potencial cambiante. La oferta que crea la demanda. No será fácil, ni rápido.

*Economista