En la SER había escepticismo sobre la estancia de Aznar en el rancho de Bush en Tejas. Eduardo San Martín pedía comprensión: "Todos los países intentan arrimar el ascua a su sardina. No sólo España, también Turquía o Chile, por ejemplo. Si Aznar consigue influir en la resolución final del Consejo de Seguridad..." Y le interrumpió Miguel Angel Fernández Ordóñez: "Está bien entrar en el rancho de Bush, pero sólo hay dos razones: o porque te respetan porque opinas distinto, como Putin o Jiang Zemin; o porque vas a decir lo mismo que dice el amo. ¿Hubieran recibido a Aznar si estuviera contra la guerra?". Terció Xavier Tusell: "Aznar no es perverso. Busca algo para él o para España. Pero, ¿no está poniendo en peligro la relación con la comunidad iberoamericana y con la UE?".

El moderador, Iñaki Gabilondo, anunció que se iba a reproducir el sonido de la rueda de prensa de Aznar con Bush en la que el presidente español mantuvo una pronunciación parecida al acento mexicano de algunos anuncios de salsa de tomate o de salchichas picantes. Gabilondo pidió que "algún psicoanalista explique a qué se debe ese juego de entonaciones melifluas. Parece que revela su condición de arrobado por el imperio. Parece una doncella enamorada con esa vocecita idiota que se nos pone a todos cuando estamos en este trance". Con risitas de fondo, se oyó a Aznar en versión tex-mex: "Estamos trabajando en ello (alargando la e) y hemos dedicado tiempo (otra vez alargando la e) ayer por la noche (estirando la o, seguida de sh) y esta mañana a trabajar en ello exactamente".