Lo que podemos aprender de los animales!", exclama Jeremy Rifkin ayer en el El País. "Lo que los investigadores están descubriendo resulta inquietante. Parece que muchas de estas criaturas son mucho más parecidas a nosotros de lo que habíamos imaginado. Sienten dolor, sufrimiento, y experimentan tensión, afecto, emoción e incluso amor", explica Rifkin, que considera que la esencia de la humanidad es "la extensión de la empatía a dominios más amplios e incluyentes. Al principio, la empatía sólo se extendía a los parientes y a la tribu. Con el tiempo se amplió a personas de valores similares, que compartían una religión, una nacionalidad o una ideología común. En el siglo XIX se establecieron las primeras sociedades humanitarias, en las que la empatía se extendió hasta incluir a las demás criaturas. Hoy hay millones de personas que se identifican con el movimiento a favor de los derechos humanos y siguen profundizando y ampliando la preocupación y empatía humana por las demás criaturas".

Es una visión optimista. En el mismo diario, Rafael Argullol recomienda que se emita periódicamente "el vídeo del linchamiento de Wilson Pacheco", pero sin insistir en la víctima o los matones sino en los "individuos que permanecieron completamente indiferentes ante lo que estaba sucediendo y continuaron, sin prisas, su camino por los muelles". Puede que "los espectadores del crimen simularan indiferencia por temor: si fue así, también actuaron de una forma bien representativa de lo que sucede en nuestras calles". ¿Quién se parece a quién?