WEwl presidente Rodríguez Zapatero ha marcado los límites a la contra-OPA que la alemana E.ON ha presentado sobre Endesa para competir con la de Gas Natural. La oferta no se tiene que analizar sólo desde la óptica del interés de los accionistas, cuya legítima aspiración es vender sus títulos al mejor postor. La generación y distribución de energía (eléctrica y gasista) está, tanto en España como en el resto de Europa --salvo Gran Bretaña--, intervenida por los gobiernos a través de la fijación de la tarifa que se cobra a los usuarios, que siempre es política. El Gobierno español no va a ejercer el derecho de veto, que mantiene hasta el 2007. La Comisión Europea, a la que deberá someterse la oferta que propone E.ON, no recibiría bien esta forma de impedir la operación. Sin embargo, el Consejo de Ministros va a acelerar la toma de medidas para tratar de disuadir a E.ON de que siga adelante con la OPA. El margen del Ejecutivo es estrecho si quiere, como ha expresado, compaginar el respeto al mercado con la defensa de los intereses de España, aspiración muy legítima en un sector estratégico. Ahora se inicia otra fase de la batalla político-económica que se desencadenó con la OPA de Gas Natural, sobre la que no se ha dicho aún la última palabra.