A lo largo de todos estos meses el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), ha requerido toda nuestra atención, pero esta semana especialmente, cuando por primera vez se celebraba fuera de Madrid y trasladaba a Extremadura, en Mérida, con la asistencia del Ministro de Sanidad, Salvador Illa y la Ministra de Política Territorial Carolina Darias; tras el mismo y en la rueda de prensa posterior, José María Vergeles, Vicepresidente de la Junta de Extremadura, anunciaba que las plazas MIR se incrementarán un 24% con respecto a la última oferta. Los esfuerzos son continuos, y la voluntad ante la mejora va al mismo ritmo que la pandemia impone sus cambios; en una situación como la que vivimos en la que nadie se esperaba lo sucedido lo importante era capacidad de respuesta, a lo que añado, mejora, y este gobierno, con humildad y rigor, lo ha hecho.

Este Consejo Interterritorial, además, contaba la participación del gobierno de Portugal, lo que demuestra, una vez más, que el virus no entiende de fronteras y que la coordinación y la cooperación entre todos los territorios resulta esencial. Al mismo tiempo, mientras esa Iberia de Saramago trabajaba en la salud y en la prevención, Polonia y Hungría se empeñaban en ensombrecer la mejor de las respuestas ante una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes; se atrevían a cuestionar los valores sólidos sobre los que recae la Unión Europea y a jugar con unos fondos de los que depende la vida de muchas y muchos europeos, el futuro de las próximas generaciones y el tren de las transformaciones por donde discurrirá el mundo que tras la pandemia conoceremos, ¿esto se puede tolerar? ¿Se puede cuestionar el cumplimiento de los Derechos Humanos por parte de un Estado democrático? ¿Ante esto y después de esto aquellos que se escondían en Europa para atacar al gobierno de España volverían a hacerlo? ¿Eso podría denominarse patriotismo?

Necesitamos esos fondos, esa respuesta Europea, necesitamos unas cuentas para España, para recuperar, para modernizar, para transformar.

Esta semana se presentaban en la Asamblea de Extremadura los presupuestos generales de Extremadura, sin duda, un reto y en los que se evidencia la necesidad de poner a disposición los recursos para educación y sanidad, para apoyar a los autónomos, a las pymes, para sostener y acompañar al tejido productivo.

Unas cuentas para recuperar, para modernizar, para transformar.