Hace unos días vi una fotografía que mostraba uno de los drones más pequeños del mundo. Era un mosquito mecánico del tamaño de un mosquito real. Lo sé porque estaba posado en la yema de un dedo. Créanme, todo un prodigio de la ingeniería tecnológica. En su boca presentaba una pequeña jeringa diminuta con una aguja minúscula dispuesta a clavarse en la piel de cualquier huésped que le interesara. Supongo que con la única intención de extraer sangre para un análisis de laboratorio, porque este bichito sólo se alimentará de energía eléctrica, por ser una máquina. En principio uno puede pensar que el aparatito pudiera servir para extraer sangre a traición de cualquier padre de un hijo no reconocido que se niegue a hacerse la prueba de ADN.

Es broma, la justicia no admitiría esa prueba. Pero no es ninguna broma que podría servir para espiarnos y robarnos nuestra sacrosanta intimidad. Este aparatito lleva incorporada una cámara fotográfica y una grabadora de sonido dispuestas a sacar fotos y grabar conversaciones donde sea y como sea. Me imagino yo a un bicho de carne y hueso con un bichito robot de estos, dando vueltas por las habitaciones del piso de su vecina favorita. ¿Qué sería de la intimidad de la susodicha? O colándose en una conversación entre Hasán Rouhaní, presidente de Irán, Vladimir Putín y Xi Jinping, presidente de China, siendo Donald Trump el dueño del mosquito espía. ¿Qué sería de la seguridad mundial? Estamos yendo demasiado lejos con la tecnología y lo vamos a pagar caro.

Ocurre que por culpa de la tecnología, los que manejan el tinglado de los grandes negocios del mundo saben qué hacemos con nuestras vidas. Y nosotros se lo ponemos a huevo usando Google, y las redes sociales como facebook, instagram, twiter. A través del móvil se enteran de dónde estamos en cada momento, qué comemos, bebemos y qué compramos. Y a saber de qué más.

Si ve un mosquito en su casa y es invierno, sepa que es un robot que quiere robarle su intimidad. Y si es verano y no lo mata con insecticida, también. Dele un martillazo para desactivarlo. Claro que quizá prefiera hacerse un selfie con él y colgarlo en su facebook o en youtube. A lo mejor se hace usted famoso.

* Pintor