Hace ya algún tiempo que la Unión Europea llegó a la conclusión de que la inversión en tecnología era la base para aumentar la capacidad productiva de sus estados miembros. Además de crear diversas partidas presupuestarias y programas con este fin, incitó a los países que la forman a tomar medidas que fomentaran la I+D. El objetivo era claro, disponer de tecnología avanzada que permitiera a la Unión, con costes productivos más altos, competir con países emergentes como China, India o Brasil. Esto permitiría garantizar los niveles de protección social de sus trabajadores y, por lo tanto, mantener el tan renombrado Estado de Bienestar. La idea parece genial y no cabe más que aplaudirla, aunque haya llegado algo tarde. Durante muchos años la Comunidad Económica Europea estuvo más preocupada de la política agraria y del carbón que de la inversión en futuro , lo que generó un cierto retraso tecnológico con respecto a las otras dos grandes potencias mundiales, EEUU y Japón.

En lo que se refiere a España, los deberes van algo más retrasados, pero parece que los gobiernos han empezado a tomar conciencia del tema. Nuestra inversión en I+D ha crecido algo en los últimos tiempos. Sin embargo, ¿de qué nos vale esto si fallamos por la base?

Como se viene repitiendo a lo largo de la historia, España vuelve a estar en el pelotón de cola de los países desarrollados. En este caso en materia de alfabetización digital. Según la LOE (Ley Orgánica de Educación) recientemente aprobada en el Congreso de los Diputados, no se va a contemplar la informática como asignatura obligatoria en la Educación Secundaria. De todos los países de la UE, solamente Italia ha optado por semejante decisión. ¿Cómo es posible que se gasten grandes cantidades de dinero en impartir cursos de informática a nuestros mayores; en abrir tele-centros; que se financie la compra de ordenadores y, a la vez, únicamente, se contemple la informática como materia optativa en la educación de nuestros hijos? ¿Creen ustedes que trabajar con ordenadores será algo optativo dentro de unos años?.

Nadie duda de que a día de hoy la sociedad demanda habilidades en el manejo del ordenador, conocimientos sobre ofimática (procesadores de textos, hojas de cálculo, etcétera) y destreza en los servicios de internet (web, e-mail, etcétera). ¿Por qué no contemplar esta formación desde la escuela? ¿Tendremos que pagar a nuestros hijos clases particulares para que puedan alcanzar el nivel del resto de los europeos? La informática necesita una inclusión seria en los estudios reglados. La alternativa que la ley nos ofrece es incluir algunos contenidos dentro de una asignatura de corte genérico, como Tecnología. Las nociones de informática compartirán escenario con hacer experimentos con gaseosa o generar electricidad con un ratón. Serán apenas unas pocas horas en un mar de conceptos que abarquen cualquier cosa que pueda considerarse tecnológica.

La realidad, que otros países ya han considerado, es que la informática es una materia suficientemente amplia y compleja como para disponer de una asignatura específica. Los estudiantes necesitan obtener conocimientos en este campo para forjar la base de su futuro educativo y profesional. ¿Es que alguien se imagina un mundo sin ordenadores? Seguramente no serán como hoy los conocemos, pero seguirán siendo una herramienta de trabajo indispensable.

La inclusión o no de la informática en la LOE no es una decisión baladí. Condicionará nuestro progreso y determinará el papel de España en el mundo. No importa que hagamos inversiones en I+D si cortamos las raíces del árbol. Debemos, porque es nuestra responsabilidad, formar a nuestros hijos para garantizarles un futuro, y la informática es, a día de hoy, un elemento muy importante. En los años venideros se generalizará, entre otros muchos servicios: la administración electrónica; proliferarán los negocios digitales; aparecerán las aplicaciones interactivas para la TV y los servicios de datos para teléfonos móviles; y un largo etcétera que no se le escapa a nadie medianamente informado. No nos equivoquemos, todo aquel que sea incapaz de hacerlo será considerado un analfabeto funcional.

El Parlamento de España ha cerrado la puerta a la informática, pero todavía puede haber solución. Ahora es a la Asamblea Extremeña a la que le toca legislar. Debe determinar los contenidos propios de la autonomía. Esperemos que nuestros políticos más cercanos no se equivoquen y otorguen a la informática la importancia que verdaderamente se merece.

*Doctor ingeniero en informática ypresidente de la Asociación de

Ingenieros Informáticosde Extremadura (AIIEx)