Hoy se reúnen el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para fijar por fin la fecha de investidura, que probablemente será el próximo martes, 9 de julio. De ser así, es decir, si se confirma hoy que la fecha para intentar la investidura de Sánchez será el próximo martes, habrá que ir pensando en la repetición de elecciones. Y la responsabilidad será de Sánchez, claro. Primero, por intentar lo imposible: ser presidente del Gobierno con 123 diputados (o con 124, que ahí está José María Mazón, diputado de PRC) y con la abstención de ERC y Bildu, y puede también que con la de JxCat. Y segundo, por no ceder a las condiciones de Pablo Iglesias, a quien no le basta con lo que Sánchez le ofrece --bien es verdad que le ofrece cargos de segundo nivel, todo hay que decirlo--, ya que Iglesias quiere estar presente en el Consejo de Ministros, a ser posible como titular de alguna vicepresidencia o, al menos, como ministro de Trabajo.

El caso es que Sánchez se someterá a una primera y única investidura, convencido de que el intento será inútil y que no conviene intentarlo más. El partido de Albert Rivera, pese al abandono de varios de sus integrantes por no estar de acuerdo con «el no es no», mantiene su negativa a la investidura de Sánchez. Por su parte, el Partido Popular, presidido por Pablo Casado, ha recuperado al expresidente José María Aznar para ser la decisión de Casado. El problema, sin embargo, está en Iglesias, que no solo no se conforma con lo que Sánchez le propone sino que además le ha puesto fecha para llegar a un acuerdo: después del verano. Y ha añadido: «el Gobierno de coalición está mucho más cerca de lo que podría parecer». Presión por presión. Iglesias amenaza a Sánchez con no apoyarle si insiste en negarle lo que exige. Y Sánchez amenaza a Iglesias con la repetición de elecciones si la investidura fracasa.

En fin, habrá que esperar. Pero si Sánchez no acepta el «inmovilismo negociador» de Iglesias e Iglesias no acepta que Sánchez «use la investidura para amenazar», resulta que los ciudadanos tampoco aceptan repetir elecciones.