Una que ama el cine y vincula el arte de los Lumière con lejana memoria, feliz disfrute y un mundo único e intransferible de sensaciones y sentimientos, se congratula de que en esta ciudad antaño tan feliz y hoy deslavazada, aburrida, y sucia, aparezcan iniciativas serias, divertidas y enriquecedoras. Así la semana de cine espiritual organizada por la diócesis de Coria Cáceres. Yo la rebautizaría como cine trascendente. Y conmovedor. Porque en unos momentos en que el mundo cruje --no más que en otras ocasiones, pero se tambalea igual-- conviene ceñirse a la vida, aprovechar lo hermoso que esta depara, a veces minúsculo, y trascender la superficialidad, el vacío, el abandono a la rutina o el tedio del cercano y esperable entorno. Bajamos pues a la plaza en obras rumbo al Capitol entre rumores de que estará acabada, sí, para las elecciones, pero que no se han metido los tubos del gas y si quiere hacerse habrá que volverla a levantar. No sé, no opino, me estremezco. Vemos Invictus , de 2009. Clint Eastwood , el director, fue mi primer pistolero, bellísimo y hierático en Spagheti Westerns de Leone , violencia, desierto, música inolvidable de Morricone y 800 balas . Fue mi Harry el Sucio, de idéntica apostura, justicia ciega, puñetazos y ojo por ojo. Hoy dirige y protagoniza piezas soberbias, agostada ya su galanura pero más grande que nunca. Un clásico que domina los matices, la dirección de actores y la fotografía. Un cine inquietante, duro, tierno o cruel. Cine para pensar. Invictus rebosa sensibilidad y fuerza. Probablemente por inspirarse en un hombre vivo que es leyenda e historia. O porque demuestra que el infame devenir de la humanidad repleto de legión de bestias con piel humana cuenta también con el ejemplo carismático de personas que se elevan de humanos a héroes. Campeones del perdón y la reconciliación. Amos de su destino. Capitanes de su alma. Lección para los resucitadores del rencor. Ocasión para que los jóvenes disfruten y asimilen valores no con la nariz pegada al ordenador, sino en pantalla grande. Como debe verse el cine.