Las tropas ocupantes de EEUU abandonaron Irak en diciembre del 2011. Hoy, en Bagdad hay un Gobierno de unidad nacional, que representa a la mayoría chií, a la minoría suní y a los kurdos. Después de años de casi total inactividad, la producción de petróleo recupera los niveles de 1990 y tiende al aumento. Sin embargo, cada semana medio centenar de personas mueren en atentados y las protestas contra el primer ministro, el chií Nuri al Maliki , se suceden de forma regular. Unas manifestaciones alentadas tanto por sunís, como por chiís y kurdos. Con la única excepción del petróleo, apenas se registra actividad productiva y los fondos para la reconstrucción se pierden por los intrincados caminos de la corrupción. La guerra se acabó, pero Irak no logra superar el legado de la dictadura de Sadam Husein . La inestabilidad política es máxima y no se descarta un nuevo conflicto sectario, que podría verse alimentado por la vecindad con Siria y la presencia de fuerzas salafistas en aquel conflicto.