Ocho de marzo, y entre tanto feminismo furioso y algarabía de de una ley inmadura, conviene que cada cual preserve la libertad de ser feminista como le dé la gana. O incluso que, cuestionando el título por adulterado y manipulado, sostenga con convicción que todo lo avanzado hacia la igualdad entre hombres y mujeres es sagrado.

Y no es que me sirva el lema hórrido de que la igualdad es volver a casa sola y borracha, porque no lo es. Eso es solo encarar la parte sórdida de algo tan grande que no merece ser tratado de modo tan denigrante. Mas sería bueno recordar las palabras de eminentes hombres, como Ramón y Cajal, el más misógino de los intelectuales de su generación, todos ellos bastante machistas, cuando afirmó: «Desconsuela reconocer que, en cuanto goza de un talento y cultura viriles, suele la mujer perder el encanto de la modestia, adquiere aires de dómine y vive en perpetua exhibición de primores y habilidades. La mujer es siempre un poco teatral, siempre en escena. ¡Y luego tienen gustos tan señoriales y complicados!» O las de Benavente negándose a dar una charla al círculo intelectual de mujeres que se reunían en el Lyceum Club femenino, porque ¡no iba él a dar una conferencia a tontas y a locas! Con menor menosprecio llamaba Unamuno su costumbre a su adorada mujer, pero el papel subsidiario es innegable. Mujeres invisibles, soporte del varón, molestas si brillaban y a las que se podía ningunear. Los intelectuales de izquierdas como los de derechas.

Por eso indigna el omnipresente ceño fruncido de ese macho alfa de libro que es Iglesias en auxilio de su chica, como si esta no pudiera defenderse sola. O el otro que llama machote al juez que se atreve a corregirla, tan prestigiosa como es. ¡Por favor! Prestigiosas, sin remontarme a Hipatia, o descender a la Merkel, las Sinsombrero del 27, por poner un ejemplo cercano. Tan artistas como sus hombres y ninguneadas por esa intelectualidad defensora de los derechos... masculinos. Pero ¿dónde están los logros de esta buena señora que está donde está por ser mujer de su hombre? H*Profesora.