La derecha en España raramente llega a acuerdos cuando está en la oposición, siempre piensa que tendrá una posición más ventajosa desde el Gobierno. Se pasa todo el día defendiendo la patria, un sentimiento, y se olvida de la nación, las personas, y del sentido de Estado, las instituciones. El último episodio lo vivimos cuando la presidenta de la Comisión del Congreso sobre el Pacto de Toledo, Celia Villalobos, se negó a convocar una reunión para intentar salvar un acuerdo in extremis antes de la inminente campaña electoral. Acusa de falta de voluntad de acuerdo al grupo de Unidos Podemos, pero la realidad es que se han juntado el hambre y las ganas de comer. Hay que recordar que el Pacto de Toledo se puso en marcha para sacar las pensiones del lodo electoral, puesto que se entendía que había unos mínimos que se iban a garantizar gobernara quien gobernara, de manera que se soslayaba el debate. Esta falta de acuerdo, sea responsabilidad de quien sea, abre la puerta a una subasta de promesas durante los agitados días de campaña que se reduplicarán en toda suerte de fake news para atemorizar o movilizar a los sufridos pensionistas. Este resultado es una grave irresponsabilidad en un momento en el que el sistema de pensiones está al borde de la quiebra si no se toman soluciones radicales para financiar por la vía de los impuestos las prestaciones que no se corresponden a ninguna contribución. Esa es la realidad de la que no hablarán, y ese silencio lo podrían haber evitado con un acuerdo dentro del Pacto.