En medio del huracán de los estrenos de películas candidatas a los Oscar se va a colar esta semana Mi vida sin mí, la cuarta cinta de Isabel Coixet (Barcelona, 9-4-1960), rodada en Canadá y en inglés. Ya se lo montó también en inglés y en el extranjero en Cosas que nunca te dije (1995), cuya acción transcurría en EEUU.

Sin antecedentes artísticos familiares, a Coixet le empezó a extasiar el celuloide a los 7 años, en los programas dobles de la sala Texas de su barrio barcelonés de Gracia. De jovencita, advirtió que en casa gustaba el buen cine: papá Coixet, un empleado de la eléctrica Fecsa con esmerado gusto, la llevaba a ver películas de Visconti y de Losey. Claro que entonces ella no sospechaba que a los 26 años se iba a convertir en la primera mujer catalana que dirigió un largometraje desde la Segunda República. Demasiado viejo para morir joven se tituló su ópera prima. "Fue un fracaso --reconoce--. Casi lo agradezco. Cuando fracasas, siempre puedes mejorar". ¿Cabe mayor sentido positivo y pragmático de la existencia?

Hasta ahora, Coixet se ha ganado la vida con la publicidad (anuncios de Evax, Danone, Navidul, etcétera) e invirtiendo los ahorros en sus películas (esta última ya ha logrado que se la produzcan los hermanos Almodóvar). Nunca estudió cine (es licenciada en Historia), pero aprendió a rodar rodando. Y las cosas le ruedan ahora mucho mejor.