TLta derecha a veces me parece sabia. Sabia en su cinismo, en su capacidad para dividir al oponente y sacar ganancia de ello de manera mezquina pero pareciendo que derrocha talante democrático. Así, en este país nuestro, y más en concreto en nuestra región, y aún más en los ayuntamientos donde el PP representa a toda la gama de la derecha y se encuentra enfrente de dos partidos de izquierda, procura apoyarse en unos para acosar a los otros.

Es, en el fondo, una jugada maestra, pues debería ser al contrario: dos fuerzas progresistas controlando a otra conservadora, a veces tan reaccionaria. Pero cualquier proposición, cualquier actuación de una de estas fuerzas, especialmente de IU, se las ingenia para revolverla contra la otra, fundamentalmente el PSOE, y al final de ese río revuelto saca provecho airosamente.

Es curioso cómo el PP alaba la labor de los representantes minoritarios de la izquierda para echarlos a reñir contra los mayoritarios en la oposición y salir de rositas, tan buenos, limpios y aseados.

Y si hace falta, les dan cancha, juego político: saben muy bien que cuando llegue la hora de las elecciones esa división les favorece, desvertebra la alternativa de gobierno, les mantiene, en definitiva, en el poder.

Sé por experiencia lo que eso significa, y lo digo por muy delicado que ello sea: te quieren mucho mientras les garantices la división del oponente. Pero cómo te odian y descalifican si decides que las fuerzas hay que unirlas para desalojarlos del poder, un poder que con tan escasísima sensibilidad social han ejercido durante toda su vida.

*Historiador