El arzobispo de La Habana, Jaime Ortega , ha alzado su voz, respetada por todos los sectores sociales y políticos de la Isla, para reclamar cambios al gobierno tan elementales como el respeto a los derechos humanos y la libertad para los prisioneros de conciencia. La posición de la Iglesia Católica en favor de la democracia puede ser muy importante para que el régimen castrista evolucione.