XExxtremadura comienza a ver posibilidades de despegue con el 2010 y el 2016 en la mente. La Universidad de Extremadura, reconvertida (¿reconvertible?) deberá ser una realidad competitiva ahora ya europea y (¿porqué no?) también iberoamericana ante las nuevas exigencias de un horizonte cercano. Las malas calificaciones españolas y extremeñas según el Informe Pisa, tendrán que, en un quijotesco esfuerzo, y no sólo a base de tecnología, recobrar universalidad y renacimiento en este nuevo siglo XXI; pero las bases más certeras para asentar, desde lo público y con exigencia hacia lo privado, un nuevo cosmopolitismo extremeño, consisten en la difusión y el aprendizaje de lenguas extranjeras desde la más tierna infancia y desde los primeros cursos de la instrucción. En principio, y sin lugar a dudas, aparte del castellano, que es lengua materna, el inglés, por difusión; y el portugués, por proximidad y extensión, son acaso las lenguas más interesantes para propiciar una futura comunidad extremeña trilingüe.

El momento crucial y significativo para el inicio del aprendizaje se da cita en la más tierna infancia (1,2,3 años ...) y resulta auténticamente sorprendente cómo hijos de familias mixtas, aún más cuando habitan países con una tercera lengua, llegan a dominar con bastante soltura y facilidad dos o tres lenguas desde la infancia. Para los que no tienen este privilegio de contar con un entorno familiar y un país de adopción que les facilita sumergirse en un ámbito plurilingüe, la solución más adecuada consiste en gestarlo en su jardín de infancia (en su guardería); posteriormente en su colegio, en su instituto y en su universidad.

Extremadura, siendo vecina con Portugal, tiene una gran facilidad para ofrecer obligatoriamente, al menos, un empleo en cada jardín de infancia a una persona cualificada y con nacionalidad portuguesa. Además, una política activa de intercambio, facilitaría también colocar a efectivos laborales españoles que se sintiesen motivados por enseñar el castellano y en castellano en Portugal. Por otra parte, aunque hoy en día hay una mayor transparencia laboral en la Unión Europea, España y Extremadura, que cuentan con excedentes laborales especializados en inglés, con las correspondientes formaciones pedagógicas adicionales, podrían también formar parte de un cuadro trilingüe de cualquier jardín de infancia extremeño. Esto sin contar con la posibilidad muy competitiva de ingleses nativos que estén afincados o se quieran afincar en nuestra región.

Interesados como están tanto el Reino Unido como Portugal por el castellano, la puesta en práctica de una política pública que promocione el trilingüismo en centros privados o públicos extremeños no tiene por que ser más cara que el coste de un acuerdo productivo y eficaz de nuestra Comunidad Autónoma, a través del Estado Español, con estos países.

El plurilingüismo no es sólo una tarjeta de presentación cosmopolita personal, sino una apertura necesaria para el incremento de la tolerancia y el desarrollo, aparte de rendir estupendos y futuribles frutos económicos y profesionales. Debería constituir una seria apuesta por nuestro futuro.

Esperamos que la nueva sensibilidad del estadio de desarrollo donde Extremadura quiere situarse, haga suyas estas atrevidas apuestas del siglo XXI, en favor de las nuevas generaciones de extremeñitos .

*Profesor de la Universidadde Extremadura