Imaginar al Villanovense en Segunda División B hace tan sólo dos semanas podía sonar a fantasmada . Sin embargo, el trabajo callado y serio de José María Calvo Torredo (Alija del Infantado, León, 49 años), unido al toque mágico y caprichoso de la diosa fortuna, han permitido a Villanueva de la Serena darse un baño de gloria en las profundas aguas de la categoría de bronce del fútbol español, donde hace ahora once años se hundía el barco serón.

Como jugador militó en el Puente Castro, Júpiter, Cultural Leonesa --donde volvió para ser el Molowny leonés--, Salmantino, Melilla, Villanovense y Don Benito, colgando las botas en el Orellana. Empezó jugando de mediocentro, aunque terminó su carrera como central, caracterizándose por poseer una exquisita calidad técnica que, como entrenador, ha querido inculcar a los equipos que ha dirigido: "Me gusta el fútbol donde haya toque", precisa.

Durante los dos últimos años, José María Calvo ha sabido llevar con firmeza el timón del Villanovense, siendo la humildad, la sensatez, la prudencia y la mesura las constantes en todas sus actuaciones.

Quizá sean ésas las armas para que un conjunto modesto, como el serón, afronte el nuevo reto en la Segunda División B; un proyecto en el que Calvo merecería estar al frente como principal acreedor de una gesta tan loable.