Aveces, tras los éxitos en cualquier orden de la vida está el trabajo de alguien que realiza su labor en la sombra y no suele aparecer en la foto o los titulares. Es el caso de José Vicente Moreno Arenas, coordinador de proyectos de la Red Extremeña de Desarrollo Rural (Redex), que nos dejó por sorpresa la semana pasada. Desde hacía diecisiete años se ocupaba de que en el difícil mundo del desarrollo rural hubiese la coherencia necesaria para que no se superpusieran actividades y que ningún dinero público se esgrimiese en vano.

Yo contaba con verle en próximas fechas con motivo de la Feria Internacional del Turismo. Ahora saber que no está me llena de hondo pesar, porque era el contacto de Redex con los medios de comunicación y quien me avisaba de cuándo estaban listos todos los miembros de la red para hacer la habitual foto de familia. No soy amigo de panegíricos ni obituarios, pero José Vicente representa una forma de trabajar que me gusta, porque huye del relumbrón y se centra en el trabajo y la amabilidad. Su preocupación por los demás le llevó a ser socio fundador del Instituto Extremeño para la Responsabilidad Social. Le conocí cuando trabajaba en la Mancomunidad de Lacimurga y le había saludado recientemente paseando por Cáceres. Ahora lamento que mi prisa me llevara a no pararme un rato para charlar con él. La próxima Fitur ya no será la misma sin José Antonio, el muñidor de muchos logros en los pueblos extremeños, que se ha ido tan discretamente como vivió.

También nos ha dejado hace escasas fechas, pero en este caso tras una vida muy fecunda, el escritor, cronista, profesor y colaborador en tiempos pretéritos de El Periódico Extremadura, Francisco Croche de Acuña (91 años), en Zafra. Lo conocí junto a nuestro añorado corresponsal Antonio Osuna durante una feria ganadera y aprecié que era un verdadero pozo de generosidad y sabiduría infinitas. Otro crack discreto que nos deja. Refrán: La muerte es tan cierta como la hora incierta.

*Periodista.