Hay preguntas elementales que solo pueden promover respuestas simples. Preguntar a los encuestados sobre su deseo de paz para Euskadi es tramposo, porque la respuesta es tan compleja que, para que sea sociológicamente válida, tiene que tener otras consideraciones. Si no, la cuestión debiera plantearse de esta forma: ¿la paz, al ser lo único importante, justifica cualquier concesión a quien la amenaza.

El llamado proceso de paz ha permitido crecer al radicalismo aberzale hasta situarle en una posición de fuerza impensable hace tan solo dos años. Pero los valores desde los que se fortalece no son democráticos; ha conseguido que, sin desvincularse de violencia, sea admitido de nuevo en el juego político. Frente a quienes quieren sostener que la resucitada izquierda aberzale --que Baltasar Garzón , en un viaje de ida y vuelta ahora desvincula de ETA-- camina hacia su integración en el sistema democrático, los hechos son tozudos en dirección inversa. No condenan la violencia y pretenden burlar la legalidad electoral. Ellos no ceden, nuestro sistema sí. Han lanzado el anzuelo de que ETA puede dejar de matar a cambio de unas concesiones políticas envueltas en el celofán de que sea la mesa de partidos quien negocie, mientras la banda observa sin disolverse.

La peor explicación posible de la prisión atenuada para José Ignacio de Juana Chaos es la de que se ha hecho para evitar "una explosión de violencia" en el País Vasco. Hay antecedentes de firmeza que son ahora muy dolorosos de recordar. El capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios murió por la negativa del Gobierno socialista a emitir en TVE un comunicado de ETA.

La violencia es una herida que hay que cerrar. Pero no puede hacerse si queda un foco de infección. Legitimar que la violencia sirvió para modificar siquiera la formulación de las respuestas políticas solo garantizará que el chantaje volverá a formularse. Ahora, el sanguinario terrorista es un fetiche en manos de la tribu. ETA sabe que la amenaza surtió efecto. El Gobierno tiene legitimidad para hacer lo que ha hecho, pero ahora todos somos más vulnerables.