Miré a los ojos de Judith y me reencontré con la vida. Como si nada hubiera pasado. Como si las grandes hazañas de cada día quedaran resumidas en una leve sonrisa mientras su padre mostraba el orgullo que todos sentiríamos si nuestra hija hubiera salvado la vida de otra persona. Y es que Judith lo hizo. En plena calle, gracias a sus conocimientos de reanimación que aprendió como scout, logró que una mujer que había sufrido un infarto en Cáceres no se fuera para el otro barrio. Volví a mirar la foto buscando algo más en sus ojos. Quizás algún detalle de madurez, posiblemente haber cumplido con su deber de ayudar al prójimo, ese mandamiento que tan bien se aprende cuando compartes campamentos con otros jóvenes. Cuando hay valores que te servirán para siempre, esos que te hacen mejor persona.

Vivimos tiempos feroces donde los destellos de luz valen un tesoro. Por eso cobra más importancia, si cabe, que Judith nos demostrara su valentía. Nos hacen ejemplos como el de ella. Temblaría en una situación igual. Un momento al límite en el que puso de manifiesto que debemos creer siempre en las personas, en los más jóvenes. Creo que a veces es demasiado fácil hacer lo peor y, por el contrario, muy complicado lo mejor. Quizás estas palabras se queden cortas para tratar de demostrar mi admiración por quienes salvan vidas. Pasé meses muy duros en un hospital y me llevé a casa el recuerdo para siempre de los profesionales que trataron a mi padre. Nunca lo olvidaré. Convivir con la enfermedad y la desesperanza no debe ser fácil cuando se hace diario.

Por eso la historia de Judith me conmovió al leerla. Me devolvió esa fe que perdemos al asomarnos a la maldad que exhiben las noticias de los telediarios. Pero este capítulo acabó bien. Pronto Judith recibirá el reconocimiento que se merece por haber hecho muy bien su trabajo como ciudadana. Desde este líneas solo puedo decirte gracias, Ojalá vengan en estas generaciones más mujeres como tú. Valientes. Eso que tanta falta nos hace. Miro otra vez a los ojos de tu padre y vuelvo a creer que la educación siempre será la mejor manera de crecer en sociedad.