Lo que son las cosas. Antes nada y ahora al parecer todo. El gobierno extremeño ha concebido la negociación presupuestaria de la región como el juego de la silla, ese que todos los participantes dan vueltas alrededor de varios asientos colocados en círculo y a la voz de 'ya' deben sentarse. Pierde quien se queda de pie porque siempre hay una silla menos que el número de participantes. Podemos, PP y Ciudadanos son en este caso los tres jugadores y, de momento, hay tres sillas, pero el PSOE no tiene inconveniente en quitar una de ellas, dado que sólo le hacen falta el PP o Podemos para pasar el trámite parlamentario, lo que parece haber alterado a todos buscando la exclusividad.

Lo vivido esta semana en la región pudiera pasar por vodevil. El PP, avanzado como tiene el acuerdo con la Junta, ha puesto de los nervios a Podemos, que, de pronto, se ha sentido despechado. Su líder, Alvaro Jaén, ha salido a la opinión pública a avisar a los socialistas de que los populares son malos compañeros de viaje y que no sería bien visto pactar con la derecha las cuentas un partido que presume de políticas de izquierda. Los acercamientos de su partido a nivel nacional con el PSOE, encima, han acelerado esta apreciación: sólo faltaría que ambas formaciones se dieran la mano en Madrid y en Mérida, por el contrario, fuera el PP quien se llevara el ascua a su sardina.

El caso es que la estrategia de Vara parece estar funcionando. ¿Quieren negociación? Pues como el chocolate, dos tazas: pero una para el PP y la otra para Podemos.

Porque igual que Podemos, los populares protagonizaron a medida que avanzó la semana un segundo capítulo del vodevil. Una nueva reunión de la delegación de Hacienda con Podemos provocó que, a la salida, en este caso la diputada de la formación Jara Romero dijera que "había un principio de acuerdo con la Junta", cuestión que implicaba un acercamiento del gobierno extremeño con los postulados de su partido, tendentes a incrementar la presión fiscal y conseguir más fondos con que incrementar el gasto social, justo lo contrario de lo que reclama el PP. La consejera, Pilar Blanco-Morales, tuvo que aclarar que no había tal principio de acuerdo, sí acaso buen clima de entendimiento y avances. Y es que el PP, por lo que ha trascendido después, empezaba a alterarse y señalar que, si se iban con Podemos, ellos cerraban el chiringuito de la negociación.

El juego a dos bandas, e incluso a tres con Ciudadanos (aunque sólo tiene 1 diputado), va a seguir en marcha esta semana, en la cual pretende el gobierno cerrar un acuerdo satisfactorio para todos. Guillermo Fernández Vara ya lo ha dicho, que no se mueve en un escenario de prórroga presupuestaria y que su aspiración es las cuentas públicas pasen el trámite parlamentario con la abstención de todos los grupos de la oposición y que luego, más tarde, sea a base de enmiendas parciales como se solucionen las exigencias de cada partido.

Será la manera de que el juego de la silla siga hasta el final y que todo el mundo tenga su asiento. Eso sí, sin pedir exclusividades. El gobierno regional quiere ante todo llevar adelante sus políticas, pero sabe que su minoría le obliga a dialogar. Como están las cosas, no le conviene coger de la mano al PP ni a Podemos. Ver que en Extremadura Vara se abraza con la formación morada puede ser mal interpretado, no digo nada si lo hace con el PP atendiendo a su postura tan radicalmente en contra de Rajoy. En consecuencia, lo mejor es que ni contigo ni sin tí, que diría la canción. Ceder en algunas exigencias, satisfacer a los planteamientos principales de cada uno de manera que cada cual pueda vender bien su planteamiento a su electorado, y a otra cosa mariposa, que aquí en Extremadura el PSOE es el centralismo, no se arrima ni a la izquierda radical ni a la derecha, justo donde está el electorado ¿no?