Las vemos conquistando los podios. También ganando terreno en los campos. Aún queda mucho camino por recorrer para que las deportistas dispongan de las mismas oportunidades que sus compañeros hombres, pero es indiscutible que las mujeres ya son parte del deporte. En pro de la igualdad podemos celebrar que, también, son cada vez más juezas del juego. Nunca había habido tantas árbitras en España. El baloncesto fue el terreno pionero. Ahora llegan pisando fuerte en el fútbol, donde el número de árbitras se ha multiplicado por 18 en 20 años. El crecimiento más espectacular ha tenido lugar en los últimos cinco años, cuando se ha duplicado el número de colegialas. La federación las apoya y, a pesar de la lacra de los insultos machistas, va creciendo el respeto de la afición. Sin embargo, no todos los datos son positivos. La brecha salarial es tan profunda que, actualmente, resulta imposible que una mujer pueda vivir de su trabajo de arbitraje. El mundo del deporte es espejo y pantalla de la sociedad. Muestra los avances en materia de igualdad y actúa como modelo a seguir. Las árbitras son un ejemplo para las niñas, también para los niños. Ver a mujeres con la responsabilidad de juzgar el juego y resguardar el orden es una lección de igualdad. Refuerza el liderazgo femenino, rompe los prejuicios del machismo y señala un camino que solo puede avanzar, especialmente en el terreno económico. Para que las mujeres sean parte y juezas del deporte en plenitud de condiciones.