Catedrático de la Uex

Conforme avanzan las fechas, los acontecimientos van configurando un escenario cada vez más preocupante en la crisis de Irak. A nadie se nos escapa que se está librando una batalla política, en toda regla y con toda crudeza, entre los protagonistas que se sientan en las principales instituciones internacionales, con un actor estrella, Bush, obsesionado con un nuevo orden desde el impacto social del 11 de septiembre. Casi sin darnos cuenta, tales acontecimientos van influyendo en los estados de ánimo, incluso van moldeando las opiniones, sin a veces advertir lo sustancial, frente a lo puramente inmediato. Lo señalo tras leer la carta que Pedro J. Ramírez publicara en su periódico. Este peculiar personaje parece ver la gravedad de la situación actual y parece tomar partido por la paz.

Resalto: la postura ecléctica de Hans Blix, para no ser él quien primero apriete el gatillo. La debilidad, por ahora, de las "pruebas irrefutables" de Powell. La volubilidad de una coartada basada en la leve desviación del alcance permitido a unos cohetes. Los 32.000 millones de dólares para Turquía, con un 94% de su población en contra de la guerra. Los cuchicheos de protesta en el interior del PP por haber perdido la sintonía de la calle. La embarazosa segunda posición (tras los EEUU) ocupada por España en favor de la guerra entre los 15 del Consejo de Seguridad, posición que le otorga el mismo centro, pero de la derecha.Las razones morales de Blair que confluyen en la codicia por el petróleo. Y, sobre todo, la posibilidad de afrontar un terrorífico efecto boomerang a escala planetaria, sin olvidar las palabras de George Tenet, director de la CIA, que alerta sobre la posibilidad de nuevos estados nuclearizados, con la pretensión de disuadir las amenazas de los estados poderosos exhibiendo armamento nuclear.

Con unas previsiones hacia el futuro de tantísima gravedad, con unos países intermedios en el doble filo de la navaja (entre sus conciencias y sus intereses), con España temblando de incredulidad, el presidente Aznar ha emprendido tal huida hacia Bush que sólo caben dos explicaciones: o bien tiene información secreta sobre el arsenal de armas de destrucción total (químicas, bacteriológicas, incluso nucleares) supuestamente en poder del dictador Sadam Husein, o, siento decirlo, está perdiendo el juicio, el especial juicio que debe poseer quien tiene tan importante nivel de representación.

A estas alturas de la crisis, cuando las alarmas repican una y otra vez, aunque sus sones sean más concluyentes hay que ser prudentes, porque cualquiera puede ser dueño de la equivocación, pero también hay que actuar con la seguridad que dicten las convicciones. En este sentido, comparto la inesperada posición de Pedro J. Ramírez. No podemos mirar para otro lado, pues a la postre podremos ser tan responsables como Aznar en lo que nos depare el futuro. Por eso, coincido con el desconocido periodista en que debemos aislar a Bush y tenemos que cambiar de política. Pues, añado yo ahora, con nuestra posición internacional no se juega, menos aún con nuestro futuro y nunca con la vida de millones de seres inocentes.