Un tipo especial este Julio Espino Gibello (Cáceres, 12 de octubre de 1963), que hasta ayer era gerente del Cáceres Destino Turístico. En su despacho en el pabellón multiusos se han cocido muchísimas gestiones alrededor de un club que está ofreciendo esta temporada un deplorable espectáculo de impagos y promesas incumplidas. El renaciente proyecto impulsado por el presidente, su amiguísimo Juan Francisco Luis, y Espino va a pique y, a pesar del voluntarismo de ambos, sólo se ha ganado enemigos entre los ´poderosos´, como concejal cacereño Felipe Vela.

Su camino de ida y vuelta hasta el deporte ha resultado inesperado. Es informático. Fue administrativo en la UGT --es un buen conocedor del mundo sindical-- y tiene una empresa de confección de páginas de internet llamada Proyectos informáticos . Al puesto de ejecutivo del Cáceres accedió el verano pasado. Dice que tuvo que "aprender solo" los mecanismos del mundillo, que tuvo que ser el primer gerente autodidacta que tenía el baloncesto cacereño. Anteriormente, su relación con la canasta se había intensificado porque su hijo es el espigadísimo Ignacio, una de las grandes promesas del baloncesto extremeño. De talante abierto, casi jovial, hasta hace poco era inimaginable verle protagonizar un epitafio como el de ayer, con polémica incluida con su amigo.