WEwl pasado viernes, el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra , se comprometió con los 44 trabajadores de la Waechtersbach que están dispuestos a continuar con la producción a que les apoyaría en esa aventura, aportando a través de la Sociedad de Fomento el 49% del capital. La intención de los trabajadores es aprovechar la fábrica para reemprender la actividad. Sin embargo, el miércoles pasado, el juez que instruye el proceso de liquidación de la empresa señaló en este periódico que la cesión temporal de las instalaciones de la misma, que es lo que los extrabajadores necesitan, es imposible a la altura en que se encuentra ese trámite, salvo que los acreedores lo aceptaran. En estas circunstancias cabe pensar que la Junta ha llegado tarde. En noviembre pasado, y cuando la quiebra era inevitable, los trabajadores ya plantearon al Ejecutivo autonómico ayuda y éste les contestó que intentaría buscar "una solución definitiva". No la encontró entonces. ¿Era imposible plantear en noviembre lo que Ibarra comprometió la semana pasada? ¿La Junta no pudo entonces estudiar la salida que ahora ha dado por buena? Al menos el problema no se hubiera dilatado y el tiempo no hubiera jugado un papel tan negativamente importante como ha jugado ahora.