WJwavier Otxoa consta en la historia del Tour de Francia como el ciclista que consiguió batir a Armstrong, en julio del 2000, en la etapa que finalizaba en la cima del Hautacam. Pero su carrera como profesional acabó de manera trágica el año siguiente, cuando entrenaba en una carretera secundaria de Málaga junto a su hermano gemelo Ricardo y fueron arrollados por un automóvil. Ricardo murió y Javier arrastra desde entonces secuelas físicas irreversibles, además de lesiones cerebrales que le hacen ser dependiente.

El causante del accidente fue Sebastián Fernández López, catedrático de la Universidad de Málaga, hombre influyente y con amigos que adujo, como causa del accidente, haberse distraído. De no ser por la notoriedad de las víctimas, hoy ni siquiera sabríamos que aquel accidente sigue sin juzgarse. No es que falten pruebas ni testigos, o que el encausado niegue los hechos. Simplemente, no se ha celebrado el juicio, casi cinco años después del atropello, porque en España parece regir el principio de que la lentitud y desidia judicial es igual para todos. La familia Otxoa pide que los tribunales juzguen y sentencien de una vez lo que sucedió hace cinco años. Están en todo su derecho.