Binomio unido por naturaleza, donde la juventud que tienen toda la vida por delante, pide paso. Lo sabemos bien cuantos peinamos canas. Pues de no ser impaciente y exigente, le habrían cortado las alas, y eso sería muy triste. Desdeña el tedio, es arrogante, desprecia el peligro y nunca tira la toalla, a pesar de las dentelladas sociales que empieza a sufrir. Su esperanza es el clavo al que se agarra con ahínco.

Por eso Ruben Darío exalta la juventud con versos de oro. Tagore admira su "perfección" y Gramsci canta su "optimismo". Podíamos seguir con ditirambos y hacer la épica de la juventud, pero no más incienso, porque, ahí fuera, hay una realidad demasiado agria. Pero luchará porque el desasosiego no destruya su ánimo. Eso sí, de pie, y con un paso adelante.

Muchos hablan lenguas, tienen dos carreras, pero ahora han de enviar currículos a empresas, bancos, centros escolares e instituciones. Esperando su tren, ya sea Ave, Talgo o un mercancía, ¡qué más da!, el caso es subirse a él para lograr ¡un empleo! Palabra talismán pero vacilona como una utopía. Con todo, nunca se echarán en los brazos de Morfeo, pues auscultan periódicos, miran anuncios y oyen ofertas, sin esperar pócimas milagrosas y ungüentos de fierabrás. La mirada alerta, buscarán esa brizna de sol, tras la negra crisis social.

Aunque algunos se van al extranjero, no con maletas de cartón, atada con cuerdas, como en los años 60, sino con varios títulos, pues el Estado de bienestar los hizo posibles. Otros, con menos medios, también lo harán, antes de seguir en casa comiendo la sopa boba. Su inquietud les acucia, su reto les desafía, pero enarbolan la esperanza, clave de bóveda de todo colectivo.

Por eso, la sociedad espera también, pues tiene proyectos que abordará con urgencia, mientras quita del camino los punzantes yerbajos de la corrupción, recupera la dignidad, huye del escándalo e impide que se oiga en el ágora política el sordo tic-tac de "furiosos relojes parados", con arenas en sus ruedas. Y espera que el órdago soberanista de Mas no tarde en diluirse, con el "gesto de grandeza" que le pide Rajoy . Y espera que se logren todas las metas sociales, con una reforma laboral que genere creación neta de empleo, para que todos los españoles podamos sacudirnos, de una vez, los tentáculos de la mayor crisis de los últimos tiempos.