EEUU ha aconsejado al secretario general de la ONU, Kofi Annan (Kumasi, Ghana, 8-4-1938), que retire de Irak a los inspectores de armas porque el ataque es inminente. Este veterano servidor de las Naciones Unidas, ganador en el 2001 del Nobel de la Paz, va a vivir una guerra decretada a espaldas de la ONU por la potencia que le catapultó al cargo en diciembre de 1996. Cruel paradoja.

Si EEUU impuso a Annan como sustituto de Butros-Gali (amenazando incluso con no pagar la deuda contraída con la ONU), la verdad es que los acontecimientos le han llevado a desmarcarse de su padrino. En septiembre pasado, en la apertura de sesiones del Consejo General, Annan ya advirtió a Bush sobre Irak. "No hay sustituto --dijo-- para la legitimidad única proporcionada por las Naciones Unidas". También es verdad que conminó a Sadam a no desobedecer las órdenes de la ONU "por el bien del propio pueblo iraquí y del orden mundial". Annan barruntaba ya vientos de guerra. En febrero, volvió a exigir a EEUU que no emprendiera una ofensiva militar "unilateral" contra Irak y que actuase dentro del Consejo de Seguridad. Bush le ha hecho tanto caso como Ariel Sharon, a quien hace un año pidió acabar con la "ocupación ilegal de los territorios palestinos". Pero no sólo Bush ha desoído a la ONU. Aznar ha hecho igual. Por su culpa, ser español da vergüenza.