El director general de la Unesco, Koichiro Matsuura (Tokio, 1937), ya puede respirar tranquilo. EEUU --que había abandonado la Unesco en 1984 porque consideraba un rojo peligroso al entonces máximo responsable M´Bow-- ha dejado de boicotear el organismo y ha regresado a él con sus dólares, tan necesarios para impulsar la cooperación internacional en la educación, la ciencia y la cultura, que a eso es a lo que se dedica esta institución de la ONU.

Precisamente en junio del 2001, cuando visitó Barcelona para apoyar públicamente la idea del F²rum 2004, Matsuura declaró: "La vuelta de EEUU es uno de los objetivos que me he marcado". Objetivo que, por el contrario, vio frustrado el español Mayor Zaragoza, antecesor de Matsuura desde 1987, al que Washington torpedeó con su ausencia. Una vez lograda la elección del diplomático japonés (exembajador en Francia), EEUU empezó a aflojar las clavijas. Por cierto, la elección de Matsuura en octubre de 1999 fue tan polémica que hubo acusaciones de compra de votos. El egipcio Serageldin, uno de los candidatos derrotados, dijo: "La razón de Estado se ha impuesto sobre los programas de los candidatos y sobre la independencia del director general".

La razón de Estado, ciertamente, era sobre todo la razón del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América.